viernes, 6 de febrero de 2015

ANSELMO, COSAS Y HECHOS DE MI VIDA XXVIII


Lonja, Valencia


Anselmo, cosas y hechos de mi vida XXVIII

Del amor podría escribir miles de reflexiones y no llegaría a ninguna conclusión fiable, al igual que el resto de las virtudes inherentes al espíritu humano todavía no ha sido definido convenientemente; al referirnos a él, lo hacemos de un modo abstracto, no hay vuelta de hoja, cuando se ignora la naturaleza de los elementos no existe otra alternativa humana a la hora de expresarnos, ¿cómo vamos a hablar en concreto de algo al que sólo conocemos desde la abstracción? Porque no hay posibilidad humana de romper el círculo de la ignorancia, no hay milagros que pongan las palabras de la concreción en lo que se desconoce. Por más ahínco que pongamos consultando el contenido de la monumental “sopa de letras” de la mayor biblioteca del mundo, jamás estaremos en condiciones de realizar una tesis lúcida, sobre una materia que nosotros ignoramos a priori.


Lonja Valencia
No os asustéis, no os voy a montar un ensayo sobre el amor tipo Eric Fromm, “El Arte de Amar”, para nada; sólo quiero expresarme en torno al amor, su fortaleza, su fragilidad y mi pequeña capacidad amatoria. Yo sostengo que para amar es necesario estar en estado de quietud, de no hacer nada, de este modo surge la capacidad amatoria desde dentro del ser y se adueña de la mente llevándole por la senda de la belleza y atracción a la contemplación del objeto o sujeto amado, como medio de alcanzar la plenitud, y es, en esta última, donde el amor se expresa a su antojo, con fuerza y decisión. Es  indudable que la capacidad amatoria no es la misma en los seres humanos, mientras que unos son apasionados y se entregan sin concesiones, otros son refractarios y se guardan a sí mismos; pues bien, en el espacio ocupado entre los dos extremos nos encontramos todos los seres humanos, allá cada cual el lugar que ocupa.


Lonja, Valencia
El apasionamiento amoroso es hermoso por indolente, hasta las personas mayores pierden el “juicio” cuando del amor se trata, cuando les desborda y se siente unidos a una segunda persona, en plenitud; de ahí le deviene la fama de “chivato” que tiene el amor, pues no sabe guardar las apariencias, ni desea aprender a guardalas ya que la plenitud no admite medias tintas y es necesaria expresarla en su totalidad.  Bien, yo nací siendo un apasionado del amor y desde mi más tierna infancia, lo digo en serio, me sentí identificado con el hecho amoroso, aceptándolo con naturalidad y delicadeza. Desde muy niño tuve mi “novia” correspondiente, en ella me identificaba y con ella me sentía a las mil maravillas. Lo mismo me daba vivir en el pueblo, que en Logroño, Bilbao, Pamplona, Barcelona, Madrid, Alcalá de Henares, etc., mi sentido amoroso me empujaba a sentirme identificado con una mujer, a estar a su lado, a entender que ella era mi complementario en la vida a la vez que yo me convertía en su complementario.


Lonja, Valencia
Y es la complementariedad de las personas el efecto subyugador del amor en pareja, indistintamente de la pareja que se trate, ya sea heterosexual, lésbica u homosexual, cada quien elige su camino amoroso y los demás tenemos la obligación de respetarlo. Yo, libremente, elegí mi alternativa amorosa-sexual, y porque deseo que las demás personas me la respeten, me siento en la “obligación” de respetar las decisiones ajenas. La vida es plural, en consecuencia, el amor, que es una proyección más de la vida, igualmente es plural; cada ser humano tendemos a poseer nuestra concepción personalizada del amor, luego existen tantas interpretaciones del amor como seres poblamos la tierra, aunque sólo tenemos tres formas de materializar el amor en pareja, las ya descritas.


Lonja, Valencia


Pues no ha salido el ensayo a lo Eric Fromm, pero se me ha ido por donde le ha dado la real gana, porque en un principio yo no tenía la  intención de ponerme así de serio, tan, digamos, “ensayista”. Son gajes del oficio, la pequeña dictadura de escribir en modo automático. Esto es un poco como los coches con cambio automático, te montas en él, te embalas y cuando quieres hacer un cambio manual ya has llegado al final del viaje. ¡Cosas de la vida expresada con espontaneidad!



Lonja, Valencia



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