jueves, 30 de junio de 2011

INDIGNADOS. Carta abierta a Justo García Turza




Dirección hacia el mar, la gran ilusión a perseguir.

Nota preliminar

           Tenía que ser un día u otro, yo ignoraba cuando iba a suceder, también desconocía cuales serían los precedentes que desencadenarían el proceso. Sin embargo y desde hace diez meses mi espíritu me decía: tranquilo que estamos a la vuelta de la esquina, sabrás el momento por ti mismo. Yo viajo en el “bolsillo derecho de tu pantalón”, me tienes al alcance de tu mano y como de costumbre estamos juntos, si cabe ahora estamos más unidos que nunca. Y ha sucedido, claro, extemporáneamente, como estaba escrito; cuando él, que controla mi tiempo, sabía que era el momento de actuar, para bien de la humanidad, para bien de los hombres mansos, para bien de los hombres sabios, para bien de los jóvenes actuales y para bien de las futuras generaciones. Os prometo que mi primera intención era escribir un pequeño artículo afeando la prepotencia del articulista, pero mira por donde mi daimon, el mismo de Socrates, empezó a ciscar la historia y aquí estamos, desvelando mi secreto mejor guardado para sonrojo de las iglesias. Que así sea, la voz es la voz y la espada es la voz.

           La carta es un escrito respuesta al artículo publicado en el Diario La Rioja de Logroño, domingo 23/06/11, página 60, apartado “cultura y sociedad (iglesia)”, escrito por Justo García Turza. Este trabajo consta de tres partes, que a saber son: 1ª/ texto de respuesta en consonancia con el escrito referenciado, 2ª/ anexo-1, trabajos míos que tienen relación con mis argumentaciones, 3ª/ anexo-2, reproducción del artículo de Justo García Turza. Las ilustraciones son catorce, están en consonancia con los números sagrados pitagóricos. Espero que seáis capaces de interiorizarlo y sepáis asumirlo. Un abrazo azul para todos vosotros.

                                               
La casa del sol, su residencia permanente. La casa del sol donde no existe la noche.
La casa del sol  donde el día es día y la noche también es día. La casa del sol
el hogar de los hijos del cielo a su regreso del peregrinaje por la Tierra. 



Carta abierta

Paz en los cielos y guerra en la Tierra parece ser el obsesivo mensaje de los cristianos desde hace la friolera de dos mil años. Dios es sordo y además no ve las barbaridades que los hombres hacen en esta preciosa nave que nos ha tocado pilotar; se dice que está en todas partes, no lo pongo en duda, sin embargo nadie lo ha visto jamás en la vida, pero los hombres de la calle creemos en él. Somos los hombres esforzados que luchamos, estudiamos, trabajamos, tenemos hijos que educamos, criamos y alimentamos en la convicción de que algún día ellos también serán hombres, y, además, creemos en dios, no por decreto eclesiástico, sino porque nos viene desde nuestras propias almas. Con ello nos limitamos a cumplir con el primer mandato divino: “creced y multiplicaos”, que aparece en el Génesis, mucho antes que los Mandamientos de Moisés fueran enunciados. Mandamiento que implica tres niveles: físico, mental y espiritual, esto último no se lo explico a usted porque desde luego no lo va a entender. (Anexo-1, Mi rostro, Página Sexta).


Los pliegues del alma humana en su
          camino hacia el conocimiento.
Señor García Turza, quien suscribe, a mis sesenta y seis años, soy uno de los indignados de la Plaza del Mercado, y entre otras estoy con ellos por convicción personal, llevado por mi concepción de la ética humana y espiritual, que nada tiene que ver con la moralina de salón de la “moral cristiana” preconizada desde los estamentos de la iglesia católica. Antes de escribir tan “alegremente” sobre temas que ignora debería usted informarse como dios manda, en esta vida no vale escribir por escribir y mucho menos abusar desde una columna unipersonal como de hecho es la suya. A los hombres de la calle nos han secuestrado las ágoras, las tribunas, los estrados, las plazas, los púlpitos, etc.; bien, permítame recordarle la frase: “Lo que quitarais a los hombres os será restado”, es posible que incluso le suene de algo, ¿la recuerda? No obstante, permítame decirle que no existe mayor terrorismo que someter a los hombres bajo el yugo de la ignorancia.


Maya, la Gran Ilusión,esperando la llegada
          de sus hijos que lo harán por el mar.


¡Ay!, el padre qué bien cuida a sus hijos y qué descuidados se han hecho los sacerdotes. Será por egoísmo, por egolatría, por amnesia social o simplemente por soberbia. No me preocupa la dejadez personal de quienes deberían estar atentos a las necesidades de los hombres, mi trabajo y mi lucha no va dirigidos a ellos, hace décadas se han auto expulsado a su pírrica soledad, los tiempos viejos se acaban y son incapaces de adaptarse a los nuevos. Los hombres vamos ocupando nuestro lugar y lentamente la armonía será en el conjunto del planeta, para las generaciones futuras los sacerdotes sólo serán unos personajes que existieron en la historia. Sin embargo sus espíritus habrán perdido el paraíso y les tocará apechugar con el proceso evolutivo desde el origen, para crear el ancestro en un planeta nuevo a colonizar. Cuando en aquel planeta lleguen al momento evolutivo del nuestro actual, ya no les quedarán ganas de tanta parafernalia.

Y aquí en la Tierra se instalará la inteligencia del gran dios en cada uno de los hombres, de siempre ha estado con ellos por medios de sus espíritus. Yo he visto en la Plaza del Mercado a la inteligencia de la juventud riojana manifestarse a su libre albedrío, actuar con decisión ante las situaciones que se han dado, coordinar coherentemente los diferentes actos. Haciendo derroches inagotables de imaginación y de inteligencia han creado eslóganes “eléctricos”, llenos de ingenio y de sagacidad. La fuerza de la inteligencia en la juventud se ha manifestado en todo momento, y esa fuerza, señor mío, es la manifestación de la fuerza de sus espíritus, inteligencia espiritual al servicio de la espiritualidad creativa. Llegados aquí permítame un inciso para decirle que la espiritualidad pura se manifiesta únicamente en el amor y en la creación. (Anexo-1. Religión y humanismo evolutivo)


El alma humana se solaza sobre las aguas del Río Duero.
   Precisamente es esa fuerza espiritual la que ha aflorado a la hora de crear los eslóganes, los había, los sigue habiendo, para todos los gustos y todas las tendencias, pluralidad, hermosa palabra al servicio de los hombres, algunos son realmente ingeniosos. Es duro afirmarlo, en honor a la verdad permítame decirle que el eslogan, “Menos crucifijos y más puestos fijos”, que usted reproduce como original de la concentración es falso. Allí nunca se ha escrito y mucho menos ha sido expuesto, desde el principio partimos del respeto hacia los demás hombres y lo hemos mantenido, si bien, en un momento determinado, se produjo la confusión que usted se apresura a denunciar en su escrito algo más adelante. Sí es cierto que en nuestros paneles informativos había unos comentarios hacia la Iglesia Católica, algo lógico teniendo en cuenta el poder económico y mediático de esa institución; información que en dos ocasiones fue boicoteada, por una mano oscura, superponiendo información interesada de la Iglesia Católica.

Expresado lo anterior permítame recordarle que no existe mayor ateismo que la práctica de la exclusión, se justifique en nombre de lo que se justifique. Mi Padre mi tiene dicho que todo hombre es mi hermano, si entre él y yo no existe química al menos debo aceptarlo como compañero de viaje de la nave Tierra, el gran arca de Noé, simbolizada a posteriori en el arca de la alianza. Puedo derribar a tierra a mis enemigos si es necesario, pero me tiene expresamente prohibido maltratarlos. Un dicho árabe, ¡he aquí la famosa sabiduría de los pueblos árabes!, dice: “La crueldad es la fuerza de los cobardes”. Es fácil de entender el sentido de la frase. 




Perro pastor a punto de morderme,
               lo evitó mi saber estar.
Ahora permítame insistirle, nosotros los indignados no somos “los mismos de siempre aunque con distintos collares”, si yo fuera mal pensado podría imaginarme que es una forma sibilina de llamarnos perros, no se preocupe, no lo voy hacer. En la Plaza del Mercado estábamos y seguimos estando literatos, pintores, escultores, poetas, economistas, abogados, una relación interminable de diferentes profesiones y hasta un metafísico, yo, un seguro servidor, como dice la canción de Labordeta. Amigo, no somos los mismos de siempre, en la Plaza del Mercado había y sigue habiendo gentes -¡bonita palabra, verdad!, GENTES- de todos los gustos, de todas las tendencias, incluso por haber “mala” gente, espero que los interesados entiendan el sentido de la frase, las hay que son cristianos de base, ¿no lo sabía usted?, desde luego creo que tienen muy poco que ver con el catolicismo integrista practicado por ciertas tendencias. (Anexo. Contra IV)

Integrismo que le lleva a usted a escribir el último punto de su escrito apoyándose en el Papa. Flaco favor le hace, amigo, si realmente el Papa dijo esa frase tendremos que pensar mal de él, si no la dijo lo haremos doblemente de usted. No es la primera ocasión, tampoco será la última, que desde ciertos círculos se aboga a favor de la reinstauración de los acontecimientos que dieron origen a la Guerra Civil española, la Cuarta Guerra Carlista, la llamo yo. La verdad que usted es un mal escritor, se le adivinan las intenciones y sus pensamientos ocultos. Me recuerda la actitud del obispo de N. York entrevistado por TVE al día siguiente de los atentados de las torres gemelas, la pasaron en el telediario del mediodía, era español y respondió en castellano, luego no existen dudas de interpretación; el hombre se mostraba eufórico ante la avalancha de gente que iba a las iglesias a rezar, daba por bueno el desastre con tal de que la gente se metiera en sus iglesias. Intentaba disimular pero se le notaba la satisfacción en la cara con la sonrisa entrecortada. Ante aquel espectáculo yo me hice de cruces mientras el corazón me sangraba. (Anexo. Contra II).

No existen límites para el alma del hombre. Su dios
             es él porque del padre hereda su naturaleza espiritual.

La desesperación de Sócrates, padre y creador de la maravillosa dialéctica, llegaba a límites insospechados cada vez que se encontraba frente a los sofistas, amantísimos retóricos del artificio. Mientras la primera sirve para el diálogo y la comunicación, la segunda se utiliza para la prepotencia, la amenaza y el chantaje. No existe comunicación posible entrambas, por definición metafísica son antagónicas. Le hago estas observaciones finales porque no ha entendido usted el mensaje de los indignados, amigo mío. Ante el cambio de era los indignados estamos trabajando para recuperar el mensaje crístico del nuevo humanismo, donde el hombre será aceptado como hombre, respetado como hombre al lado de los otros hombres  al margen de las iglesias. Le aconsejo que se ponga en contacto con Ediciones 4 de Agosto, Logroño, y se haga con uno de los pocos ejemplares que quedan de mi poemario Contra, editado el año pasado y cuya edición está prácticamente agotada, en ese cuadernillo se inicia el principio de la recuperación del mensaje. Lea con detenimiento Contra II, Contra IV  y el poema final Oración. No obstante y para evitarle molestias se los incluyo en el anexo final. 



Educad bien a lo hijos y no será necesario 
castigar a los hombre. Pitágoras.
A mandar, amigo, en esta nave llamada Tierra los hombres estamos al servicio de los demás hombres y sólo en esas condiciones existe humanismo. Recuerde, el humanismo nunca es excluyente, todos los hombres de la Tierra nacemos a la consecución de los mismos fines: nacer y crecer, adquirir conocimiento para transmitirlo a nuestros congéneres y compañeros, hacer posible la inmortalidad del hombre a través de las generaciones (Platón, El Ágape), enriquecer el acervo cultural de los pueblos, apoyarnos unos a otros para facilitar la vida humana, en definitiva crear las condiciones idóneas a fin de propiciar el proceso evolutivo de la humanidad en su camino a la gran sabiduría y la plenitud espiritual. Supongo que usted sabrá que el humanismo no se expresa en el rito, el rito es la forma vacía de un fondo sin nada, el hombre inculto, el hombre no libre, el hombre fanático se deja atrapar en el rito; por el contrario el hombre sabio, el hombre libre, el hombre ecuánime, el hombre que busca su propia esencialidad espiritual prescinde del rito porque el pozo de su espíritu permanece lleno de conceptos vitales. Es el agua de Abraham, amigo, la universal agua de los famosos pozos escavados por Abraham. (Anexo. Oración).


Anexo-1

Mi Rostro.
(Fragmento. Del libro La Almoneda)


Página sexta o de la regeneración

He visto llegar mi rostro en el regazo de la regeneración divina, la vida intuye la vida aún sin verla; venía en nombre de la gran creación, al galope tendido en su caballo blanco, protegido por la sabiduría de los veinticuatro ancianos, y en la espada ígnea de su lengua refulgían los asertos del padre de la verdad. Porque él es quien es nosotros somos lo que somos, ni más ni menos, los hijos de los manantiales de la vida para convertirnos en fuentes de vida; quien agua pura se siente la muerte le pasa de soslayo. El paradójico episodio de la muerte debe entenderse en su conciso significado: puerta de comunicación entre dos dimensiones diferentes. Pero la muerte no es la vieja diabólica de la guadaña, ¡no, nada de eso!, la muerte es tan humana como tú y como yo, nace con cada uno de nosotros, nos acompaña de por vida y cuando morimos ha cumplido exactamente los mismos años, meses, días, horas, minutos y segundos que nosotros; si el difunto es un niño la muerte es niña, si se trata de un joven la muerte también es joven, si de un adulto se trata la muerte es adulta, si de un anciano igualmente la muerte es anciana. La tópica imagen de la señora del dalle es una invención sin más para aterrorizar al personal.

La soledad del tiempo por encima de la soledad del ser, que viaja a través de la soledad del cosmos y se complace en el encuentro con la insignificante soledad de las personas. El ser humano nunca permanece en soledad total, la soledad del gran dios sí podría ser aterradora ante nuestros ojos. Cuando los seres humanos caminamos en nosotros mismos, por nuestros caminos internos o del espíritu, le llamamos soledad; ello sólo es una falsa soledad puesto que estamos abriendo la puerta de la comunicación con nuestro gran supra ego, dialéctica socrática se le llama, y allí donde existe comunicación no hay soledad. El desierto interno de los profetas la soledad de los poetas. No obstante, la soledad doliente es la obligada, la que recluye a las personas en el asilamiento en medio de las grandes ciudades, millones de seres con los que no pueden comunicarse, he ahí la cuestión, en esa situación el ser, el hombre, sí siente desesperación, impotencia y lo que es más doliente el fracaso personal.

Y mi rostro, asistido por los veinticuatro sabios, se disponía a restaurar el mensaje tan abyectamente maltratado y abatido por esa marabunta de seres que se han autoerigido los dueños del planeta, quienes continuarán con su implacable acoso hasta que hayan concluido los contenidos del séptimo sello. Con su espada de fuego, su lengua llamada de la verdad, abrió el octavo sello  en las mente del humanismo libertario, se trataba de un nuevo maná espiritual, y se desplegaron las virtudes de los patriarcas quienes trazaron las primeras sendas, los asertos de los profetas que vencieron el asedio de la intransigencia, las enseñanzas de los maestros de la verdad excluidos por las ideologías dogmáticas. Por el tiempo del tiempo permanecerán grabadas en las paredes del tempo de la espiritualidad de la Tierra, aquel cuyas obras se realizaron a lo largo de los siglos y que fueran terminadas en el año de mil novecientos ochenta y seis; cuando la humanidad probó el ajenjo y los gobiernos de la irracionalidad se desplomaron como castillos en el aire; cuando, justo en el tiempo, se iniciaba la última generación del Apocalipsis y los desalmados se aprestaban a secuestrar un tiempo que ya no les correspondía.

Era una mañana de verano, durante el transcurso del Apocalipsis, cuando se reiniciaría la construcción de los caminos del humanismo en la Tierra. El Maestro, el gurú del conocimiento, había alcanzado la plenitud en el ejercicio de su magisterio; no pocos despreciaron su discurso, mofándose de su humilde indumentaria y de su apariencia externa, ignorantes de la belleza de su espíritu irradiante de sabiduría y cubierto de la elegante sobriedad de su vestidura de lino blanco. En su nombre se darían las órdenes para que se iniciasen los contenidos del octavo sello y sonara la octava trompeta que desencadenaría el principio del fin de la destrucción; dejando el camino expedito al abrazo de las culturas, de los pueblos con los pueblos y al hermanamiento de las razas que ansían y laboran en nombre de la libertad del ser, en nombre del sentimiento libertario de las colectividades. Porque la regeneración del humanismo llegará acompañada de la regeneración del mensaje, para generar nuevos hombres y nuevas mujeres en el nuevo renacimiento. Durante un tiempo coexistirán destrucción y regeneración, será una manifestación de la dualidad humana; si bien, en un principio intentará perpetuarse la destrucción por dinámica histórica, sólo será una señal del su fin acelerado. Que nadie se llame a engaño: la regeneración llegará de la mano de quien sostenga la espada de la verdad.


Religión y humanismo evolutivo
(Fragmento. De mi libro Almoneda)

...
Los hijos del cielo estamos en la Tierra desde el principio del hombre, en buena medida cuidamos del planeta; ya lo protegíamos incluso antes, desde el poder de nuestros espíritus. Al poco tiempo de morir, cinco o seis años, volvemos a reencarnarnos, de modo que siempre estamos atentos e inmiscuidos en todos los procesos evolutivos. Somos una selección natural y privilegiada de hombre y mujeres que dominaremos la Tierra, transformándola en un planeta humanizado, donde el principio de la individualidad caminará en pos del bien social y en armonía con él. En ese tiempo se recuperará para siempre el paraíso perdido y se abandonarán los templos de la ignominia, de la pompa y de la parafernalia, pues está escrito que permanecen vacíos de contenidos, ya que los dioses, dios, han estado, están y estarán en la calle, codo con codo, al lado de los hombres. El resto, a medida que vayan muriendo, serán expulsados de nuestro planeta, el famoso paraíso perdido, desterrados a un nuevo planeta que se encuentra en el principio de la evolución humana. A grosso modo a seiscientos mil años atrás de nuestro momento evolutivo, al que aportarán la inteligencia de la evolución humana y crearán desde el principio de una nueva cultura las condiciones para el desarrollo de su nueva civilización. Y ese será su planeta para siempre, al que se deberán y tendrán que evolucionar en armonía con su propia evolución.
                                                                 
        Quiero insistir en el hecho de que el Apocalipsis se origina en la época de Cristo, que a lo largo de su transcurso él ha estado naciendo en al Tierra reencarnación tras reencarnación, y, además, ojito porque el dato es de la máxima importancia, aceptemos que es Cristo quien escribe el Apocalipsis. Para mí es incuestionable que fue él quien lo escribió, distinto es que no quisiera autentificarlo y se lo entregará a Juan para que lo diera a conocer firmado con su nombre, y que el manuscrito permaneciera escondido largo tiempo y finalmente viera la luz bajo la firma de Juan. Desde luego el lenguaje críptico del Apocalipsis, poquito o nada tiene que ver con el lenguaje narrativo del evangelio de Juan, el segundo permanece a siglos luz del primero. Juan, efectivamente, era un hombre dotado de exquisita sensibilidad, aún así tendremos que suponer que evolutivamente aún no estaba preparado para contemplar ese tipo de visiones.

        No existen dudas al respecto, su espiritualidad era muy evolucionada, pero la gran preparación que un hombre necesita para llegar a la espiritualidad que le permita visionar el Apocalipsis, es cuestión de millones de años de evolución y de profundo trabajo personal. Aunque los dioses sean generosos, indudablemente lo son con quienes se entregan y se apasionan con su trabajo, saben que es necesario la preparación intelectual del hombre, su madurez espiritual y psíquica, porque de lo contrario el “regalo” podría volverse en contra de él, bien matándolo o ya sea volviéndose loco. No olvidemos que las limitaciones existenciales de los hombres son gigantescas y poco tienen que ver con el poderío de su espíritu. Juan, el espiritual Juan, ante las visiones él mismo se hubiera aterrorizado, hubiera recibido las imágenes del Apocalipsis pensando en la destrucción definitiva del mundo, para él sería un proceso a suceder de inmediato, muy semejante a como las perciben las gentes sencillas y los eclesiásticos de nuestra época,

        Sin embargo el Apocalipsis no es eso, en él existen dos tiempos, el espiritual y el existencial o tiempo de la Tierra, que desde luego para nada se corresponden, la inmediatez espiritual puede abarcar varios milenios en el tiempo existencial, de hecho así es en este caso. En realidad, el Apocalipsis, representa la segregación definitiva de dos mundos que cohabitan en la Tierra, ambos radican en el interior de los hombres y les empujan a obrar en consecuencia, el mundo espiritual al que pertenecen los hombres mansos (creadores espirituales, entendiendo como creadores a quienes trabajan en favor de la armonía y la concordia entre los hombres beneficiando el proceso evolutivo) que son los llamados hijos del cielo; y el inferior o del “infierno”, al que pertenecen los borrachos del poder, del éxito, el dinero y en el que están integrados las iglesias, sus sacerdotes y acólitos integristas, y, ya se ha expresado convenientemente, que serán expulsados para siempre de nuestro planeta, no permitiéndoles volver a reencarnarse en nuestra Tierra tendrán que hacerlo en su planeta primitivo a donde se llevarán su maldito infierno.

        En realidad, a estos últimos se les ha permitido nacer aquí para que conozcan los procesos básicos de la espiritualidad, puesto que serán ellos quienes tendrán que trabajar duro en su planeta de adopción para apropiarse de él espiritualizándolo, entonces ya no les quedarán ganas de monopolizar la divinidad en beneficio de intereses espurios. Sabrán que la gran verdad reside en el espíritu del hombre, no en las palabras intimidatorias utilizadas para el sometimiento en nombre de un dios feroz, ni tampoco en las usadas para garantizar una parcela celestial a quienes se someten a su poder arbitrario. Entonces conocerán el gran espíritu del hombre, que es un gigante comparado con las limitaciones de la mente existencial, y, más crucial, su inteligencia y conocimiento es infinitamente superior a la del hombre existencial. Entonces sabrán y aceptarán, como un fenómeno natural, que, mediante su espíritu preciosista, el hombre se proyecta a la atemporalidad de la gran creación, vacío generador, de donde asaca las ideas creadoras e intemporales con las que personaliza su obra; y, desde luego, ello no ataca al principio de la divinidad, todo lo contrario, la reafirma a través del tiempo infinito, que se conjuga con el tiempo existencial (finito) del hombre creador. Dualidad de los dos tiempos, a la que nos referíamos al principio del punto anterior.

        Precisamente, es la dualidad de los tiempos la que nos lleva al problema de la edad de Cristo, puesto que no podía tener tan sólo treinta y tres años cuando murió físicamente. Antes bien, pienso que es muy probable que a esa edad se mutara su ser existencial emergiendo su ser espiritual, fundiéndose el uno con el otro para generar al gran Cristo de la revelación. Si hacemos un análisis biográfico de los grandes maestros de la humanidad, veremos que, a excepción de Cristo, todos ellos murieron ancianos: Moisés, Hermes, Pitágoras, Lao Ze, Sócrates, Mahoma, etc. Por qué sucede, es Cristo superior a los demás, nos preguntaremos, la respuesta es bien sencilla, ¡no! Concretamente los Moisés, Hermes, Pitágoras, Sócrates y Mahoma, Lao Ze es muy probable, son diferentes reencarnaciones del espíritu de Cristo, él es el  gran cuidador del sistema solar, de su evolución positivista y de la evolución de los hombres que lo habitamos.

        Por consiguiente, si los demás necesitaron de una larga vida para realizarse –ardua labor, no es broma- y realizar su trabajo, Cristo no puede ser la excepción porque en el mundo espiritual no existe la excepción. Según mis cálculos, Cristo contaría con no menos de setenta y dos años cuando murió –al año 2061, final del Apocalipsis, réstese 2100 y nos encontramos en el año 61 a.n.e. Lo cual hemos dejado expresado anteriormente-, pero sobre este tema insistiremos un poco más adelante. Otra historia diferente son los intereses ideológicos de las iglesias cristianas, que nos lo presenten joven por aquello de la atracción del cuerpo en plenitud, erótica religiosa, argumento que se consolida al contemplar las numerosísimas representaciones de Cristo en la cruz, e infinidad de cuadros representando a las vírgenes católicas y bizantinas, cuyos modelos eran niñas de catorce o quince años. El lector puede constatar la última afirmación visitando el Museo del Prado, p.e. Sala Murillo.

        Cristo fue un hombre educado en la kábala, conocía su simbología y es muy probable que introdujera a los apósteles en sus secretos. Fueron los últimos quienes escribieron la biografía de su maestro, los llamados evangelios, Juan, de quien el resto de los evangelistas tomaron de modelo, utilizando en pasajes concretos la susodicha simbología a la hora de referenciar ciertos acontecimientos y detalles de la vida de Cristo. En la escuela de la Kábala, la reducción esotérica del treinta y tres es el seis, que representa la asunción por parte del hombre del equilibrio cosmogónico. Además, por extensión, también representa la unión del ser existencial con el ser espiritual; la elevación del ser existencial hasta alcanzar al espiritual, a la vez que el segundo desciende al encuentro del primero, propiciando la inmediata fusión de la dualidad humana en un ser andrógino, unificado y en armonía. A partir de esos momentos es cuando se inicia la obra pública del maestro; ahora bien, desde que inicia el proceso de su espiritualización hasta que llega a la culminación de su obra pueden sucederse otros treinta, cuarenta o cincuenta años, desde luego nunca tres, porque la obra emerge de modo progresivo, despacio y a medida que aumentan en el ser existencial los niveles de la espiritualidad, que en sí mismo es un proceso muy lento, terriblemente lento y doloroso.

        Una de las simbologías claves del Apocalipsis nos viene dada en el capítulo cuarto, en el que se describe la escena del cielo presentando el trono de dios y los veinticuatro tronos de los ancianos, además de la referencia a los cuatro animales. En total son veintiocho seres que permanecen al lado del trono de dios y cuya reducción esotérica es el diez, el citado número en la kábala simboliza la plenitud espiritualidad, y que están ahí a lo largo del desarrollo completo del Apocalipsis. Cada uno de esos veintiocho seres representan un ciclo de 75 años en la Tierra, si multiplicamos los dos guarismos nos hallamos ante el 2.100, cifra, insisto en estos números si bien ya lo hemos dejado expresado, que nos da el tiempo real de la duración del Apocalipsis. También se ha dejado expresado que el Apocalipsis se inició en el año 61 antes de Cristo, y éste es, como muy tarde, el año de nacimiento de Cristo; luego, con relación a nuestro calendario, Cristo cumplía 40 años en el año uno. Suponiendo que muriera en el año treinta y tres, según los evangelios y algunas referencias históricas, Cristo moriría con no menos de setenta y dos, pero es muy probable que la cifra sea algo más alta. Desde luego si es rigurosamente cierto que no pudo morir joven, para un hombre que se enfrenta a una obra de semejante envergadura, no existe ninguna posibilidad de poder realizarla en tan poco espacio de tiempo, el mayor tiempo, muy extenso e intenso, se lo lleva el proceso de auto realización. Qué no existen los milagros, por más que se empecinen las iglesias no existen los milagros, y los hijos del cielo necesitamos mucho tiempo de preparación de nuestras mentes existenciales para desarrollar nuestra obra espiritual. 

        Las iglesias, que han traicionado a sus profetas, sepultando sus mensajes en el barro, por supuesto también han traicionado al gran dios de la verdad, el padre espiritual de los profetas y también padre de los hombres mansos. Por ello se han convertido en la encarnación de la gran prostituta apocalíptica, que encarna la falsedad y las miserias de los hombres depravados. En el capítulo diecisiete del Apocalipsis se dice: “Las siete cabezas son siete montañas sobre las que se sienta la mujer”, Roma se asienta sobre siete colinas; más adelante: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad, que reina sobre los reyes de la tierra”, en la actualidad el Vaticano y las demás iglesias imponen su doctrina en el mundo, de hecho son parte muy importante del inquietante poder en la sombra, el poder invisible, sino lo ostenta en exclusiva. Y en el capítulo dieciocho podemos leer: “Porque ella dice en su corazón: Estoy sentada como reina y no soy viuda y no conoceré jamás el duelo”, las iglesias no tienen marido, tampoco son fecundas y al carecer de hijos no se duelen. Leído estos pasajes y realizando un análisis pormenorizado, nos lleva a la penosa confirmación de que la iglesia católica es el gran paradigma de la gran prostituta apocalíptica, que asume y abraza consigo a todas y cada una de las iglesias del mundo…

        … Qué futuro nos aguarda a la humanidad en una Tierra sin iglesias y sin sacerdotes, cabe preguntarse. La bestia simboliza la destrucción, la guerra, la muerte, y la gran prostituta es el símbolo de las iniquidades, de la blasfemia, de la lujuria, de la opulencia, etc., por ese lado el camino del humanismo permanece cerrado puesto que los sacerdotes se han cuidado de hacerlo. Ahora bien, si los hombres los dejamos de lado y los abandonamos expulsándolos a su pírrica soledad, tendremos el camino abierto hacia la paz, la concordia, la libertad, la justicia y el amor. El hombre entonces se encontrará con el hombre, el hombre libre de tabúes dialogará con el hombre, el hombre no condenará al hombre sino que apoyará al hombre, el hombre se revestirá de hombre para proyectar su figura de hombre a los otros hombres, el hombre se aceptará como hombre y enseñará al hombre su esencialidad de hombre, el hombre se dolerá del hombre y protegerá al hombre, el hombre continuará su peregrinaje en la Tierra construyendo caminos metafísicos para el hombre, el hombre perseguirá la senda evolutiva del hombre para alzarse acompañado del gran espíritu del hombre.

        En verdad os digo que la “religión”, la gran espiritualidad, de la obra no va a existir jamás como tal religión, es decir, la religión morirá con las iglesias y sus sacerdotes, pero en la vida quedarán los hombres mansos, de la ética vital, que libremente remodelarán la concepción metafísica de la vida, del hombre y de su obra, en función de sus propias necesidades espirituales. El hombre dios, el hombre manso, que resurgió en el Renacimiento desde las sombras de la Edad Media, ha ido reconquistando su propia espiritualidad a lo largo de los tiempos, para ponerla al servicio de los hombres a través de su trabajo, su gran obra creativa, sembrando la vida de pozos culturales metafísicos, donde sacien su sed sus compañeros de generación y beberán las generaciones futuras. Acordaos del hombre agua Abraham. Esté donde esté el hombre, no existe metafísica sin el hombre.

        El hombre encontrará el camino de la concordia y la armonía mediante el entendimiento con el hombre, cuando el hombre salte las barreras que le atenazan a la vida existencial: raza, nación, religión, se convertirá en hombre universal, justo al lado de los otros hombres universales. Llegado ese momento el hombre entenderá la suma importancia de la dialéctica socrática, creada para ahondar en el entendimiento entre los hombres, porque el diálogo no es desafecto intentando imponer arbitrariamente criterios personales, el diálogo es afecto acercando a los hombres en la comunión del entendimiento vital. Mídanse las palabras que el hombre del futuro ha de utilizar para comunicarse con el hombre, en lugar de usarse de modo indebido el lenguaje para crear la confusión que conduce a los actuales hombres a la guerra.


COMO PIEDRAS. NO APRENDERÁN NUNCA

contra IV

fueron grabadas en palabras
de tierra las frases del espíritu;
el aire borró lentamente
el mensaje escrito en el barro,
y nacieron lenguas opacas
en vetas de arcilla,
sitas en las entrañas
de la torre de babel

se refugió el mensaje en el saber
del hombre antiguo,
oculto permanece
en pizarras, ladrillos y papiros

muere la palabra, muere,
aquejada de mal de oídos

quedó atrapado
lo divino en el impasse
- aquel hombre anónimo
mira, mira y se duele -,
y míseras oraciones
se extinguen en hogueras
extraviadas de los oráculos
ajenos al alma humana

luego se hizo la oscuridad
y los mortales llamaron
claridad al eclipse total

- ¡qué hable él! -
aducía el sacerdote
en crónica afonía
de atorada tartamudez
- inconexa
verborrea ininteligible -.

porque ya no existen palabras
la vida es el dolor de nada,
nacer en la luz apagada,
abrazar el constante reto,
sucumbir en la lucha desigual,
ahondar en el pertinaz desafío,
combatir en la guerra brutal,
entregar la desnudez al sexo,
ahogarse en el cansancio vital,
fenecer en el paro cardiaco,
exclamar el alarido de muerte
y, requiescat in pace

fueron aniquilados
los compases del verbo
creador, y el callado
rugido del silencio
anuncia el origen
de la tragedia que atenazará
a la tierra del hombre mudo

quedó abatida la palabra
en los campos de batalla,
cansada de tantos ultrajes,
de tan rudo aislamiento,
de tan prolongada persecución;
esperando a la muerte,
por llegar,
en su postrero acto heroico

- ¡qué hable él!,
¡qué hable él! -
murmuraban con ínfulas
los invitados estruendosos
al ágape del rey,
alabándose
incansables
sus enfermas mente artríticas

abierta permanece la herida
del silencio inescrutable,
y el barro enmudece
las propuestas de la verdad;
acaso,
es la comunicación utopía para el hombre?


porque negamos la vida
es la palabra expresión de nada:
seca tinta en el tintero,
de grafito el lápiz vacío,
cuerdas vocales quebradas,
de la pluma el tajo partido,
analfabeto de sordo oído,
las referencias perdidas,
el pozo sin fondo


palabra, parole, parole.


La palabra poética en imagen.

¡qué hable él!,
¡qué hable él!,
¡qué hable él! -
gesticulaba histriónico
el tribuno apuntando
desde el hemiciclo



de la asamblea al hombre
anónimo, que moriría
en la cruz en el ocaso
precipitado de la tarde.

... Y, por enésima vez,
el viento borró
el mensaje del ser anónimo
en las mentes
de arcilla


contra II

de vosotros dioses del olimpo,
de vosotros a modo de oráculo

la vida que llegó a lomos de pegaso alado
se extiende, universal y multiforme,
sobre la faz del planeta tierra
y en la profunda realidad del océano

la vida que vosotros, ¡oh dioses!, habéis
regalado, necesita cumplir su ciclo existencial,
para que las cuatro estaciones cierren
el círculo fecundador de la tierra madre,
para que las espigas del sol alimenten
nuestras existencias necesitadas de calor,
para que nosotros, la humanidad,
cumplamos el ciclo de la experiencia vital:

nacimiento: aprendizaje
auto realización: lucha, creación.
ancianidad: reflexión, síntesis, equilibrio.

y el equilibrio del gigante cosmos
alimenta en mesura al sistema solar,
el sol armoniza las cosas de la tierra,
ésta, crea prudencia en los juicios
y en las actuaciones de los hombres

al vivir en situación de respeto mutuo
lo creativo es posible en la mente humana,
y lo imaginable es futura realización;
cuando se destruye el manso camino de la vida,
la imaginación es recluida en oscuro sótano,
el hombre libre permanece preso en lóbrega mazmorra

y, una vez más, las manos negras
yerguen amenazantes los hisopos
sobre las cabezas de los hombres libres,
de los pueblos libres de iberia tauro;
empujando a la práctica de la destrucción
a los  furibundos que atacarán
a muerte a los seres de la libertad

y no saben,
no saben que el hombre libre es eterno,
que la libertad es la gran aliada de dios,
que la paz es el fruto de esa alianza;
porque son apostatas,
ignoran que el hombre libre, nacido
sin pecado original, es el hijo de dios,
creado a su imagen y semejanza, pues éste es su deseo

y las hordas desgreñadas,
al igual de Ulises
- por miedo, en su odisea,
hubo de resignarse
al lejano canto de las sirenas,
previa renuncia al placer de sentirse
agasajado en su compañía -,
permanecen absurdamente atadas
a las mástiles de las banderas
del sometimiento y la esclavitud;
desprecian el placer del baño
en el alma de las brisas libertarias,
y en su incomprensión de lo humano
conspiran contra la libertad

a la manifestación alegre
de la vida le llaman libertinaje

el gesto de libertad
de juana de arco,
nos llega a través
de la hoguera purificadora,
del espíritu humano;
su mensaje no ha caído
en el rincón del olvido,
en vuelto en barro,
pisoteado y escarnecido,
hombre y mujeres
amorosamente lo han reconocido

y, fundidas a torrenciales lluvias otoñales,
nos llegan nuevas ilusiones
que anuncian el final
de trágicas sequías interminables

nuestros cuerpos, empapados
en gotas del agua, se relajan;
nuestros ropajes secan
en apacible hogar de chimenea encendida

y renacerán en las almas
de la dignidad antiguas esperanzas
- que nunca pudieron ser muertas,
que siempre anidaron en nuestro ser,
que unidas a nuestra esencia
configuran la propia existencia -,
al igual que renacen en los campos
las jóvenes hierbas esmeraldas

en el ya próximo día cercano,
la bota justiciera del hombre libre
aplastará, en su "acto de justicia",
a la cucaracha infecta;
desde aquel mismo instante
su espíritu vagará
en la noche oscura del terror,
¡sin corazón!

caminará miles de años sin descanso,
desconociendo el placer
de gozar la propia obra,
sufriendo el dolor
de no sentirse amado,
en milenios lamentará
la oportunidad despreciada,
llorando su mísera condición



Ángeles enfurecidos en su destierro opaco
por miles de años se avergonzará
de su padrón de ignominia,
justo pago por el menosprecio
de lo divino del que hizo gala,
por el desdén de lo humano
en aras de sus dioses vengativos,
por el acosamiento a la vida
acaparando el oro y la riqueza

por miles de años tanteará las paredes
de su destierro opaco y ciego;
y será expulsado al desierto
de lo arcaico, de lo primario;
al principio del origen
de la evolución humana,
en un planeta a colonizar;
pues está escrito
que ese será su infierno

la vida que vino
a lomos de pegaso alado
le fue dada a los hombres y mujeres
defensores de la suprema verdad,
aunque se enfrente a la muerte,
y no creen en las iglesias;
la vida que llegó
a lomos de banco corcel
le fue entregada a mujeres
y hombres que luchan por la cultura,
la libertad, la justicia, el amor y la paz,
porque así lo ha determinado
vuestra propia voluntad,
y no creen en predicadores,
y se autodenominan ateos,
y, en el amoroso ateísmo,
luchando al alimón
con sus compañeros de viaje,
os han encontrado

a vosotros dioses de la vida,
a vosotros a modo de profecía


                                                                        a mi padre espiritual
                                                                                y maestro Urko
oración

padre nuestro
que has creado
los cielos y la tierra,
has iluminado
de tu inteligencia
nuestras mentes
y llenado nuestros
corazones de tu amor

dirígenos las manos
en la realización
de nuestra obra,
y así podamos
ofrecértela a ti,
luego de la muerte
en esta vida oscura
y el renacimiento
en la tuya de luz

padre nuestro
que estuviste,
estás y estarás
por tiempo y espacio
infinitos, deséanos
eternamente
ser tus hijos amados

              escrita en el año 1986, inicio de la última generación del apocalipsis.
la oración permanece inscrita en el gran templo de la espiritualidad
de la Tierra, al que sólo pueden y podrán acceder los hijos del cielo.
para conocer los pormenores del texto esperad a que publique mi libro
Almoneda.


El gran pozo metafísico de Abraham a su paso por la ciudad de Soria. Poesía y espiritualidad,
los dos grandes dones generosamente regalados por el gran dios de la vida.


Anexo-2



Barca de pescador 

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