Metafísica: más allá de la física. EL HOMBRE |
Nota preliminar:
Siempre suena un poco extraño
usurpar el título de otro autor para
un trabajo nuevo, por lo que se le
debería pedir disculpas al autor en
cuestión, en este caso a P. Neruda,
debería pedir disculpas al autor en
cuestión, en este caso a P. Neruda,
pero es algo que no pienso hacer.
No es por orgullo sino por coherencia
literaria, el título surgió por sí mismo,
literaria, el título surgió por sí mismo,
yo no lo busqué, me fue dado y en
buena lógica me limito a respetar
dicho título y punto. Espero que lo
entendáis, porque en el fondo es un
homenaje al hermano Pablo Neruda
buena lógica me limito a respetar
dicho título y punto. Espero que lo
entendáis, porque en el fondo es un
homenaje al hermano Pablo Neruda
Confieso que he vivido
Yo no tuve
que hacerme bate,
no fue
necesario,
nací poeta
por designio divino;
son
historias que la gente común
no entiende,
aunque tampoco
las precisa,
ellos tienen bastante
con sentirse
aceptados por
el conjunto
de la sociedad,
ser un
numero social, anónimo,
que les
mantenga protegidos.
Tiempo hacía
que los dioses
habían
tomado la decisión
de enviarme
a este mundo,
para cantar
las excelencias
de su
creación comogónica,
al objeto de
abrirles a los hombres
las
herméticas puertas de sus almas,
que durante
milenios mantenían
cerradas a
cal y canto las iglesias
mediante sus
dioses ideológicos
y ejércitos
de sacerdotes ateos.
Desde el
siglo XVIII ando de poeta
por la vida,
sufriendo las consecuencia
de cuatro
reencarnación seguidas;
he sido
espectador, actor y creador
en el
clasicismo, pre romanticismo,
romanticismo,
pos romanticismo y cuantos
movimientos
literarios se han creado
en ese vasto
periodo, incluyendo alguno
en el que me
negué a participar.
Por ahora
sólo hago escribir poesía,
por fortuna
es mi lenguaje natural,
la utilizo
para rascar en esa costra
con la que
encerráis vuestras almas,
así os
penetra el aire libertario y os renueva
la necesidad
metafísica de sentir libremente.
Porque la
libertad se expresa mediante el grito
lanzado al
viento, la poesía es el gran grito metafísico
del alma;
hombre mujer, lanzad vuestro grito
al aire para
que lo escuchen las aves
de los
cielos, los peces de los abismos de la mar,
los toros, caballos,
leones, serpientes, hienas,
linces, y
cuantos animales pueblan
las tierras
emergentes. Lanzan vuestro
grito de
libertad para que se espantes los cielos,
y los dioses
escuchen vuestro despertar a la vida
nueva, que
ha sido regenerada enteramente
para vuestro
disfrute y el de vuestros hijos.
Los dioses
saben que belleza
y poesía
adorna el alma del hombre,
ambas
pertenecen a la naturaleza
del
espíritu, ambas llegan al ser humano
desde el
iridiscente horizonte de luz,
ambas
conjugan armonía y amor
en el
transcurso impalpable de todos
los tiempos,
que ya estaban antes
de nuestra
llegada a la nave Tierra.
Ambas
iluminan y perfuman las delicias
del alma con
las fragantes esencias
que se
desprenden del gran espíritu
creador, el que
estuviera en el primer
origen, se
multiplicara a sí mismo
desde su
unidad, para convertirse
en infinitas
unidades de las que
hombres y
mujeres nacimos, soy,
somos
pequeños dioses, evolucionando.
Belleza y
poesía en voz de mujer,
que atemperan
los compases creacionales
y ordenan
las fuerzas que interactúan
permanentemente,
para que sea posible
la
continuidad del gran concierto
de la
creación armónica, que es interpretado
por los
treinta y seis mil músicos, por medio
de sus arpas
de luz metafísicas y los colores
tomados al gran
Arco Iris del cósmico universo.
Los dioses
son conocedores
de la
belleza del espíritu femenino,
se
esforzaron, en verdad se esforzaron
ornándolo de
pequeños detalles,
de modo que
pudiera llegar con facilidad
al
paroxismo, exaltarse ante las emociones
que provocan
los sentimientos nacidos
en el alma, sentir
la atracción del
ensimismamiento
estando frente
a las olas del
mar, que humilde
muestra el
poderío de las aguas
agitadas por
los vientos del norte.
Sensualidad
y sensibilidad, dos palabras
que adornan
el misterio de la mujer,
que se refleja
en el rostro en esos
momentos
anónimos de la calma,
de cuando
queda inundada en el éxtasis
para
transportarla al mundo de la luz,
donde se
produce la gran transformación
del espíritu
femenino; después nada será
igual,
conocida la esencia de la luz, la gran
metamorfosis
se realiza por sí misma,
y retorna
siendo el hada madrina
de los
hombres que luchan por la supervivencia.
Los dioses, sabían
que el secreto
de la eternidad, de esta humanidad
que la
Tierra habita, residía y permanecerá
en el futuro,
en la invisible hoja dinámica
de la
prolongación de las generaciones,
infinitamente.
Desde que la
humanidad llegó
a la
inteligencia deductiva, de un modo
u otro se lo
han enseñado al hombre,
es una
constante que permanece
inalterable en
el saber de todas las culturas,
insistentemente.
Si no fuera
porque confiamos
en la
dinámica vital, nos parecería
una
maldición imposible de sopesar
ante el
espanto de la muerte,
mas no lo
es; el hecho es constatable,
nacemos como
niños, crecemos como
dios no da a
entender, nos hacemos
adultos a
nuestro libre albedrío y, al final,
morimos
ejerciendo de abuelos,
fin de ciclo
y muerte del guerrero.
Y la mujer debería poseer los dones
necesarios
para que el proyecto
no
naufragara, para aglutinarlo
alrededor de
su vientre y fuera viable
millones de
años más tarde.
Y la dotaron
de capacidad de embeleso
para que pudiera
enamorar al hombre,
y supieron donarle
la piedad para que
se doliera
antes la derrota del hombre ,
y se
esforzaron en hacerla atractiva y hermosa
para
conseguir la entrega del hombre,
e invetaron
los colores para que se maquillara el rostro,
también los
ojos, y los labios, y las uñas para
que los hombres cayeran rendidos en su vientre.
El hermoso vientre ovalado de la mujer,
mesa en la que los hombres somos invitados
a participar en el sugestivo ágape del amor.
Y la enseñaron a hablar con la mirada
en los
momentos hermosos de la ensoñación,
para que el
alma de la mujer pueda explayarse
libremente
frente al alma del hombre.
Mertafísica: la armonía de la creación es una extensión de la armonía del hombre dios |
Y en el
mismo instante los dioses
hicieron complementaria
el alma
de la mujer
del alma del hombre,
y el alma
del hombre complementaria
del alma de
la mujer, y de la nueva
complementariedad
surgió
el amor como
hijo legítimo.
Luego, el
amor, quizá, nada más sea
la
complementaridad armónica en la pareja
-tanta
desazón buscando una definición
del absurdo
amor indestructible
eclesiástico
y la teníamos en la sencilla
relación con
nuestra chica. Es el castigo
por confiar
en quienes no están dotados
para entender
la naturaleza del amor,
el amor es
para las gentes que aman-.
Armonía que
habría de alumbrar el sinuoso
camino del
futuro de las generaciones.
Recordad:
donde hay complementariedad
existe
armonía, donde existe armonía
hay amor; de
lo contrario todo
se destruye
en el regreso al caos.
Y el caos es
la gran amenaza del hombre inculto,
la sabiduría
protege al hombre y la ignorancia
lo sumerge
en el caos. Atrapado en la ignorancia
no puede
leer su rosa de los vientos, cuya luz
metafísica todavía
no ha podido ser encendida
en la noche
de los tiempos pretéritos, y, ante
la carencia
de decisiones válidas en el presente,
se precipita
aleatoriamente al inquietante incógnito
del futuro. Para
poder danzar en armonía la danza
de los
tiempos es necesario haberla aprendido
y ensayado
con insistencia; nadie mejor que nuestro
propio
espíritu sabe bailar su propia danza: aprendamos
de él,
practiquemos junto a él, ensayemos con él.
Que tu pie
sea su pie, que sus pasos sean tus pasos,
que su ritmo
sea tu rimo, déjate llevar, ensaya
aprende, que
su pasión sea tu pasión, lo que tú
veas sea por
sus ojos, que tus movimientos sean
la
continuación de sus movimientos armónicos.
Nada queda a
la improvisación, dado que la danza
más antigua
del mundo está dotada de todos
los ritmos
de la creación, hombre de sentimientos,
aprende a
danzar la sutil danza de la vida.
Anselmo
Metafísica: hombre mujer, la luz sois vosotros, sin el hombre no existe dios. |