viernes, 19 de diciembre de 2014

ANSELMO, COSAS Y HECHOS DE MI VIDA XXV



De lo antiguo a lo reciente con nueva luz

Anselmo, cosas y hechos de mi vida XXV

“La poesía fue creada para ser leída”, célebre frase de Antonio, el poeta de Campos de Castilla, alias “El Bueno”, porque otro tipo de persona no sería, pero lo que es ser bueno y generoso de alma lo era hasta le médula. Ya, en su tiempo, el hombre había detectado el exceso de efectismo que ciertos poetas tendían a utilizar en las declamaciones de sus versos, fenómeno que en estos momentos ha llegado al paroxismo. Recuerdo haber visto en la televisión pública el penoso espectáculo que montaba Rafael Alberti, cada vez que tenía a bien aparecer por el citado medio de comunicación y terminaba recitando alguno de sus poemas. Su voz cavernaria engullía las formas poéticas para darles una consistencia de la que en ocasiones carecían sus versos, en su obsesión por recitar de acuerdo con las normas “sagradas” de los rapsodas, empastaba la voz hasta lo inconcebible forzando las expresiones poéticas con la sibilina intención de anonadar al público. Nunca me han gustado esas demostraciones innecesarias cuando hablamos de la gran poesía, a todas luces son impropias, denotan mal gusto, además son artificioso y gratuito. Flaco favor le hacen a la poesía ese tipo de autores.


El banco del silencio
Recuerdo cuando yo tenía entre dieciséis y veintitantos años, en Logroño se celebraban los pomposamente llamados “Juegos Florales”, ridículo título a más no poder, pero eran absurdos de aquella época de decrepitud cultural. Se convocaba el concurso, los poetas locales escribían sus creaciones y las remitían a la dirección postal correspondiente; los organizadores, supongo que el Ayuntamiento de Logroño o la extinta Diputación Provincial, convocaban a las fuerzas culturales locales para el día, lugar y la hora, que solía coincidir en el mes de julio o agosto y en el quiosco de música de El Espolón. El todo Logroño cultural asistía luciendo vestidos, gasas, tules, atuendos y joyas y relojes de oros y peinados horrendos… La velada solía estar dirigida por el locutor de Radio Rioja, Esteban Prudencio Alcalá, quien se hacía acompañar como ayudante por alguna de sus compañeras de la radio. La Banda Municipal de Música hacía de telonera, amenizaba de cuando en cuando el espectáculo con alguna de sus interpretaciones y además ponía punto final, supongo que con la “Jota de Logroño” o alguna partitura por el estilo. Cuando terminaba aquella bazofia todo el mundo de iba a su casa más contento que unas pascuas, pues habían estado en primera línea en un acto cultural.



Confusión

Otra historia son los resultados del concursito, un año más, gracias a la ampulosa voz del locutor, dado que era él quien leía todas las poesías presentadas, había ganado, para cabreo generalizado del resto de bates, el gran poeta local del momento, el señor López Toledo, recibiendo los correspondientes aplausos y parabienes; además era directo del IER (Instituto de Estudios Riojanos), y que, además, también tenía secuestrado el centro oficial, el IER, habiéndolo convertido en su despacho particular, de modo tal que allí no entraba ni dios a investigar. Las poesías de este hombre, así como las del resto de su generación fueron publicadas por la revista “Codal”, editada por el IER. Los únicos poemas que pueden leerse, por calidad, en esa revista de poesía riojana, son los publicados por el guionista Rafael Azcona, antes de irse a la gran ciudad de Madrid para no volver nunca jamás, y eso que La Rioja y los estamentos oficiales le suplicaron vehementemente, hacia el final de sus días, que retornase a Logroño porque querían hacerle un gran homenaje; es decir, quería fotografiarse con Rafael para aparecer en los medios y de hecho tener las fotos a su servicio de cara a la posteridad, en definitiva, auparse en él, en su figura para justificar el deprimente panorama cultural de La Rioja en la actualidad, debido a su ineptitud en materia cultural la de los políticos riojanos. 


Teatro de Breno
Ahora lo que importa es venderse, promocionarse a través del maldito marketing, del barato por supuesto, dado que ningún poeta tiene el dinero suficiente para pagar una campaña a la agencia publicitaria correspondiente. Como los poetastros carecen de asesoramiento técnico, andan como locos para ver quien inventa la forma de recitar más estrafalaria posible, la de mayor impacto de cara al pobre público, que bastante hace con sonreír y quedarse hasta el final del, las más de las ocasiones, penoso espectáculo. Tengo amigos, o mejor dicho, tuve, que se las ingenian de cara al público, bien sea en Madrid, ya se trate de Valencia, ya hablemos de cualquier otra ciudad, da lo mismo, haberlos los hay en todas. Les da lo igual subirse encima de un cajón, recorrerse la sala recitando ¡vete a saber qué cosas!, ponerse de cuclillas, tumbarse en el suelo, arrodillarse frente a una muchacha inocente de semejante agravio, salirse por la tangente, irse a los cerros de Úbeda; sea como fuere, los verás sonrientes y con cara de triunfadores, se están examinando a sí mismos, se están aplaudiendo a sí mismos y se están dando matrícula cum lauden a sí mismo. Peor son los amigotes del gueto, les aplauden a rabiar, les envidian a rabiar, les odian a rabiar.    


Quietamente
Recuerdo cuando de niño me tumbaba en la hierba de los prados, en medio de la arboleda; dejaba dilatarse el tiempo, dejaba pasar las nubes por el espacio que había libre entre las copas de los árboles, me abandonaba plácidamente sin que ningún ruido, sin que ningún aplauso no merecido rompiera el momento dulce en el que dejaba fluir a mi ser interno. Mis sensaciones, sensitivamente, como pompas de colores salía de mi ser, se proyectaba a los cielos y ágilmente navegaba a la buena de dios, abandonándose para que yo aprendiera a abandonarme de cara al futuro. Quizá, allí aprendí, en aquellos dulces momentos, a entender que los hombres deben realizar su trabajo al margen de los demás hombres, al margen de la crítica negativa y, por supuesto, al margen del aplauso facilón e inmerecido. La poesía es el grito del alma, sí alguien no lo entiende será porque no es poeta; la poesía es el lenguaje silencioso del espíritu, sí alguien no lo entiende será porque no es poeta; la poesía implica la concepción universal, infinita y atemporal de la vida, si alguien no lo entiende…


Dejarse fluir como agua en el nacedero

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