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| Graffiti, anónimo, Logroño |
Lo que los dioses nos dan no pueden quitárnoslo los sacerdotes.
Estoy cansado, muy cansado, pensaba que sería cuestión de dormir bien un par de noches y resuelta la cuestión, pero es no, mi agotamiento viene de lejos, creo que ya es agotamiento vital, malo malo, la muerte hace su ronda, así que habrá que estar preparados. Es Indudable que la escritura del poemario y las experiencias vivenciadas han sido fuertes, muy fuertes, y esas cosas se notan porque me han dejado completamente exhausto. Hoy hace cinco días que terminé el que será el último poemario que yo escribiré en esta reencarnación, a partir de este trabajo ya no tengo nada más que decir en poesía. De mis dieciocho poemarios escritos tengo dos publicados: "Exit" y "Poemario Contra", y me quedan otros dos por terminar: "El Hombre Libre", del que llevo 450 versos escritos y que tengo "abandonado" desde hace unos quince años y "Rastro Rostro", poemario que al iniciarlo tomé la decisión de que sería el último en terminarse.
Escribiendo "OROSIA, Diez Oraciones de Amor y Cinco Poemas a la Luna", he tocado fondo, el viaje ha sido tremebundo, para los dos, ella incluida. A mí, su aportación, me ha venido de maravilla, pues me ha permitido conocer la belleza de su espíritu, impresionante revelación, sin cuya aportación no hubiera podido escribirlo. También he visionado nuestra estancia al otro lado, el de la luz, antes de que yo iniciara la partida de vuelta a la tierra, en la que habría de llamarme Anselmo. Luego, bastante más tarde nació ella.
Ella y yo hemos estado siempre aquí en la tierra, siglo tras siglo, protegiendo a la humanidad, la cultura y el conocimiento, apoyando a hombres y mujeres que eran perseguidos, enfrentándonos a las injusticias de los poderoso, de los eclesiásticos y sus iglesias que sembraban la vida, siguen haciéndolo, de horror y miseria inhumana. Hemos estado, estamos, al lado de los débiles, los perseguidos, los indefensos, apoyando sus reivindicaciones humanas, también las sociales, su derecho inalienable a una vida digna, a una educación libre, a una medicina y sanidad para todos las personas.
La historia es larga, hace dos mil años, cuando el inicio del Apocalipsis, el hijo del hombre y ella, María Magdalena, también estaban; porque antes de que el hombre fuera inteligente ya estábamos alimentando la inteligencia de los pre humanos, para que al final fuera posible el nacimiento de la humanidad. Y sí, ahora, estamos de nuevo, también estaremos dentro de mil años, leer el Apocalipsis, es, entre otras, porque la humanidad está traspasando las puertas hacia el nuevo humanismo, creando las autopistas del humanismo, por las que los seres humanos discurrirán en pos del ser en sí mismo, del gran conocimiento metafísico, de la libertad, de la justicia total, del amor y en consecuencia de la paz. Y nunca más permitiremos que nos sean secuestradas en nombre de los dioses espurios, de los reyes prepotentes, de los acaudalados actuales, de los falsos jueces.
El Libro no ha sido escrito para los poderosos que ansían adueñarse de todas las tierras de la tierra, de todas las aguas de la tierra, de todas las montañas de la tierra, de todas las riquezas de la tierra, de todos los ríos y de todos los mares. Tampoco para los militares que asesinan y exterminan a los pueblos para permitir la ocupación de las tierras previamente desertizadas; ni a los jueces que los legitiman, ni a los abogados que corrompen. No ha sido escrito para las iglesias de la ignominia, ni para sus sacerdotes, monjas, monjes, abades, abadesas, obispos, arzobispos, cardenales y papas. Tampoco olvido a esa tropa de políticos dispuestos a incarle el diente a cuanto encuentren a su paso, a repartirse el dinero de los presupuestos generales con sus amigos, a empobrecernos a todos, a sumirnos en la barbarie de la criminal ignorancia negándonos el derecho a la cultura y el conocimiento. Todos quedan excluidos pues está próximo el día de la siega y el de la vendimia.
Este libro es el libro de la reconciliación de la humanidad en una nueva humanidad, a condición de ser seres humanos; ángeles seres humanos que se reencarnan para proseguir, en acuerdo, los periplos evolutivos marcados en la memoria cósmogónica de la gran espiritualidad. En consecuencia, no ha sido escrito para mucha gente de las actuales generaciones; esas individuos no están preparados para recibir el mensaje liberador, lo saben ellos, pues van a intentar prevalecer obstinadamente a consta de lanzar ataque furibundos contra el libro, contra nuestras dos personas, contra quienes se nos acerquen. Porque se saben excluidos, porque tienen la fuerza, porque pueden desencadenar la represión lo intentarán, pero en el libro que yo me sé y que ha sido nombra anteriormente, permanece escrito su estrepitoso fracaso.
A groso modo, a esos individuos y su fanáticos seguidores, les esparan ochocientos mil años, hacia atrás, en su nueva vida, en su planeta definitivo, del momento evolutivo del nuestro; entonces sabrán qué es el infierno, al que tan aficionados son, tendrán una idea vaga del paraíso perdido, conocerán la pérdida de la memoria histórica y olvidarán los conceptos culturales que con tanto ahínco pretenden destruir ahora. Pero no tendrán posibilidad alguna de regreso, ¡qué les zurzan por míseros!, que trabajen, que evolucionen, que creen las bases de su futura cultura desde la nada.
Este es el libro de la concordia, "El Librito Comido", ¡qué tan amargo había de saberme al paladar y tan dulce a mis entrañas!; sólo es apto para nosotros los hijos de los cielos, y sólo puede ser interpretado por nosotros, para nosotros, los seres de la divinidad que nacemos periódicamente en nuestro planeta tierra para ayudar a su preservación y la evolución de los hombre y mujeres que lo pueblan. Los que están excluidos ellos se han excluidos, oportunidades para la regeneración han tenido, y si las han perdido por mor de su insolencia no somos nosotros los responsable.
Así queda escrito.
Anselmo.
Nota: Seguido del anterior título, "Canto Filial a la Mar de mi Madre Dolores Maya" publiqué las cuatro primeras oraciones de amor. Os invito a leerlas, desde aquí poco os cuesta acceder a ellas.
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| Jaca, Rapitán. Fotografía, Orosia Campo Diví |
Apertura
Tú eras y eres la parte femenina
del espíritu del hijo del hombre,
y tu aportación es imprescindible
en el próximo trabajo a desarrollar,
aquí en la tierra, la creación
del nuevo humanismo, que habrá
de extenderse por la superficie
del planeta, cuando los hijos de la
ira
hayan sido aniquilados. Él y tú,
que conformáis la misma esencialidad
de vuestros espíritus, debíais nacer
independientes para complementaros
como pareja del amor ante los seres
humanos; porque el hombre
es complementario de la mujer,
y viceversa, la mujer del hombre.
Y el gran dios de la vida
dispuso que fueran
el hijo del hombre
y su compañera eterna,
-que ya era parte de su espíritu,
el eterno femenino,
pues en el origen se fundieron
en la esencialidad de los seres-,
los encargados de trasmitir
las bonanzas del nuevo
humanismo a las gentes libres
del planeta, también
la ternura del gran amor.
Desde que os fusionasteis
en el origen de los tiempos,
camináis en paralelo a través
de los siglos, de los milenios,
de la eternidad, en ocasiones unidos,
en otras por separados, pero siempre
eres en él su representación,
imagen, de la mujer ideal,
y él en ti es tu hombre ideal.
Porque estaba escrito,
desde que os elegisteis,
libremente, que cuando
se fuera cerrando el tiempo
del Apocalipsis, los dos estarías
en la última generación,
para crear las grandes
autovías de la regeneración
amorosa, que ha de rescatar
al nuevo humanismo,
poniéndolo al servicio de todo
hombre y de toda mujer libres.
Estabas emocionada cuando
acudió a tu encuentro
para despedirse, pues él
debía descender a la tierra,
tenía que nacer para ir
adelantando el trabajo.
En aquella reunión os encontrabais
todas, millones de seres ángeles
mujeres, esperando su llegada.
Se os había reunido
en homenaje a vuestro amor,
para dar aliento al hijo
del hombre al iniciar
el doloroso periplo existencial
que le esperaba en la tierra.
Tu mirada y su mirada
se encontraron en la misma
mirada, ternura y ternura
eran la misma ternura,
tu emoción era su emoción,
y los presentes respetaron
en silencio vuestro encuentro.
Y se crearon los círculos
mágicos en torno a tu figura,
todos los presentes te regalaron
fuerza para que en vuestro abrazo
se la traspasaras con amor,
y las miradas en ti, y las miradas
en él, y la emoción contenida.
Complicado camino iba
a recorrer el hijo del hombre
en su peregrinaje a la tierra.
Debería nacer ocultamente,
vivir ocultando su prodigiosa
inteligencia, realizar su obra
desde la marginación para
no ser descubierto y abatido
por los sanguinarios, por las hordas
que propician la muerte
y defienden la destrucción,
la persecución y la esclavitud.
Y tú lo sabías y sentías congoja,
sabías que cuando te encontraras
con él, en la tierra, habría sido
maltratado por la vida, si bien
había logrado sobrevivir y realizar
su importante obra, ante
el estupor de los descreídos,
que pugnan por someter
a la humanidad al ostracismo,
relegándola a la esclavitud
de la ignorancia.
Y él, aquí en la tierra conocía
tu ficha de identidad, y tú la suya,
por eso os buscabais y os
encontrasteis.
Por ello estamos aquí ahora, por el encuentro,
expandiendo las bases de una nueva
humanidad.



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