martes, 16 de abril de 2013

POEMAS DEL VINO


Poemas del Vino

Esta tarde estoy relajado, he vuelto a enterrar el hacha de guerra y supongo que se pasarán un par de quinquenios hasta que vuelva a desenterrarla de nuevo; de lo que sí estoy seguro es que volverá a suceder, los enemigos nacen por generación espontánea y, mientras se sigue luchando, un día u otro, aparece alguien dispuesto a dejarse matar tontamente. En fin, pasemos un estúpido velo y nos olvidemos de las indeseables guerras, así nos centramos tranquilos en lo nuestro, seguimos a lo nuestro, dedicando nuestros esfuerzos al maravilloso mundo de la poesía.

Hoy toca poemas del vino, un tema que para mi es preferente, del que yo siempre me he mostrado fiel enamorado, y al que desde hace al menos tres décadas le he regalado bastante de mis trabajos, por no decir numerosos, pero tampoco conviene exagerar. La ventaja del vino es que si te emborrachas callas y no dices tonterías, o no ser que seas un gritón, y si no te emborrachas el vino se queda mudo dentro de la botella. En consecuencia, de una manera u otra, la constante del vino y la poesía es el silencio, por eso son tan hermosas las noches de verano, dilatando las horas en el patio a la luz de la luna.



  
Inicio

Con agua, aprendí
a tomar el vino,
circunstancias
de la iniciación;
ya sabemos
cómo la familia es,
te enseñan,
poco a poco.

Llegado el momento
aprendes deprisa,
con los amigos,
de bar en bar,
vino tras vino
buscando el vino,
placeres divinos
para emular a los dioses.

Y los hados
ciscando la vida.
bodega a bodega,
vaso a vaso,
al final lo tomamos
como agua.
Fin de la circunstancial
iniciación infantil.
















La Cuba

Tiene la barriga preñada,
la cabeza plana y el culo
asentado, cual matrona
amamantando a su hijo.

Es progenitora y la virgen
de la cueva, la gran madre
misteriosa de místico hijo,
que soporta en su vientre.

¡Ay de los cielos beodos
que tantos celos tienen,
del agraciado amamanto
de la hechicera y matrona!

Pacientemente, el silencio
su aliado, dona la fuerza al
hijo como el agua recorre
los fondos de la tierra.




















Uvas Blancas

Frente al sol

los pendientes
de oro,
cepa a cepa,
de la tierra
al cielo azul.
Los poetas
contemplan la
mañana al carasol,
minuto a minuto,
como los astros
miran la Tierra.
Y el mosto dorado
burbujeando
en el lagar,
noche y día,
robando la luz
de las estrellas.






La Noche

Me llega el canto de los grillos

en la noche de verano,
la luna en el horizonte
en brumas su cara cenizosa,
y el aire se llena de olor
a retama, verde y amarilla.
Un vaso de vino en mis manos
me invita a repudiar la lectura,
y apareces tú, desnuda en tu
suave fragancia de uvas.
¿Qué sería del vino en mi copa
sin tu presencia de mujer?,
me pregunto, apurando
el último sorbo de la noche.
Alguien dijo que el buen
vino es preciso tomarlo
en compañía agradable
y si ello no es posible
mejor degustarlo solo.
Y aquí estoy, embriagándome
sintiendo tu perfume a mi lado.






La Luna

Recuerdo

cuando en la noche
mostrabas tus senos
brillantes a la luna
en cuarto creciente,
y la copa de vino dulce
perfumaba tus labios
y mis labios. Nunca
supe de dónde
provenía la luz,
si de la luna
o de tu estrella.
Pasó el tiempo
y te fuiste a otra noche,
ahora en mi vida
se extinguió el amor,
y el vino es amargo
a mis labios.






















La Estrella

No sé,
o está amaneciendo
o no veo mi estrella.
¿Quién sabe
lo que puede suceder
en la mente ebria?
Aun cuando siento
escalofríos
no me levanto;
¿para qué?,
si todo lo que tengo
es una botella de vino
y mi apetece beberla.

No sé,
o está amaneciendo
o no veo mi estrella.


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