miércoles, 23 de enero de 2013

INTROSPECCIÓN Y ÉXTASIS CONTEMPLATIVO III


El que mira, ve dos veces.

Introspección y Éxtasis Contemplativo III

En realidad el espíritu humano es, fundamentalmente, la memoria histórica, conocimiento, del ser que se acopló, en su origen, a un fragmento de la energía cósmica primigenia, inteligente, y que en base a miles de milenios de evolución se tornó activa, sutil y creativa, personalizándose en un ente concreto y universalista. Es esta esencialidad la encargada de desarrollar los procesos evolutivos para que el ser llegue, a través del tiempo, a la sabiduría suprema o cosmogónica; también, a medida que su inteligencia crece y se expande -la palabra mágica de la mal denominada “cuadratura del círculo” se la conoce por el término "expansión"- se torna más poderosa, abarca mayor espacio tiempo y termina confundiéndose en el propio tiempo infinito o la atemporalidad. De ahí nos viene que la tradición religiosa, de cualquiera de las religiones existentes, incidan en la infinitud del espíritu humano y en la eternidad de lo divino.

Pero el espíritu humano, que tiene su origen en la energía del vacío, necesita para su evolución transformarse en materia inteligente, como medio de provocar su propia evolución desde el principio de la materia, tercera dimensión, para alcanzar el conocimiento, la universalidad de la enésima dimensión y el dominio de la atemporalidad. Y aquí es en donde nos encontramos con los diferentes estadios de la evolución humana. En la primera fase el espíritu del ser humano nace en la materia, se adhiere a la materia e inicia el titubeante camino de su evolución; apenas es activo y su esfuerzo se dirige al aprendizaje, principio de la sabiduría. En la segunda, guiado por los primeros conocimientos, su esfuerzo se desdobla, una parte la dedica a la adquisición de más sabiduría y la segunda a conformar esos conocimientos, sopesarlos y diferenciarlos del resto por medio de las referencias. En la tercera el trabajo es tridimensional, mayor adquisición de conocimiento, apenas necesita referenciar pues la naturaleza de los elementos ya se conciben por sí misma y, además, se inicia el camino del magisterio, que a partir de ese momento se ejercerá siempre.

Claro está, que estos conceptos son válidos para aquellas personas que crean en la existencia del espíritu humano, incluidas las gentes religiosas aunque se opongan porque los consideren opuestos a sus creencias; aquellos que no crean en él nadie ni nada les obliga, todos los seres humanos somos libre de espíritu y en consecuencia cada quien la utiliza como le venga en gana. Tenemos que pensar que cada experiencia humana, reencarnación, es diferente de la anterior y también de la de los demás, cada una es única y cada uno tenemos que atender a nuestro momento evolutivo; en lo que si somos coincidentes es en un punto concreto, mientras no aprobemos el “curso”, no pasaremos al siguiente. Quiero decir que no toda la gente religiosa cuando termine su experiencia habrá concluido satisfactoriamente el trabajo, y es posible que millones de seres “no religiosos” la aprueben, por el sólo hecho de que en esa reencarnación era la experiencia que debían experimentar, p.e., la libertad ejercida desde el dominio de la libertad.

De mi poemario “Contra” os incluyo la estrofa final para mostrároslo algo más gráficamente. En él vengo a decir que la gran lucha del hombre y de la mujer debe ir dirigida hacia el humanismo, que incluye la de la defensa del ser, de la vida, la cultura, el arte, la libertad, la justicia, el amor y la paz. Nada nuevo, nada que no sea haya expresado hace ya más de dos mil quinientos años; aunque para desgracia de la humanidad, el mensaje ha sido secuestrado en nombre de beneficios inconfesables y contra los hombres y mujeres libres.


A veces sufrimos la confusión de elementos
contra II
Fragmento

la vida que vino
a lomos de pegaso alado
le fue dada a los hombres y mujeres
defensores de la suprema verdad,               
aunque se enfrente a la muerte,
y no creen en las iglesias;
la vida que llegó
a lomos de banco corcel
le fue entregada a mujeres
y hombres que luchan por la cultura,
la libertad, la justicia, el amor y la paz,
porque así lo ha determinado
vuestra propia voluntad,
y no creen en predicadores,
y se autodenominan ateos,
y, en el amoroso ateísmo,
luchando al alimón
con sus compañeros de viaje,
os han encontrado

a vosotros dioses de la vida,
a vosotros a modo de profecía

continuará

simplemente materia


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