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| La energía viaja encauzada en cada uno de nosotros, en paralelo con el resto de las energías. |
Introspección y Éxtasis Contemplativo II
Uno de los enunciados del Tao
dice: el uno hace al dos, el dos hace al tres y del tres nacen los diez mil elementos; dando por sobreentendido que el uno es el gran vacío en cuyo interior
se produce el principio de la creación, si bien no lo expresa explícitamente
porque el Tao Te King utiliza lenguaje hermético -bastante próximo al del
Apocalipsis, lógicamente guardando las diferencias-, de modo tal que los
conceptos son vertidos muy esquemáticamente, pero dentro de una nebulosa de la
que es muy difícil extraer los significados concretos, al menos desde la
perspectiva mental de los occidentales. Para hacernos una idea más concreta, permitirme
reproducir la sentencia siguiente: “Quien
conoce el Tao no habla del Tao, quien habla del Tao no conoce el Tao”,
máxima que implica el mayor de los desconciertos para las personas que inician
el camino de aproximación al Tao por primera vez en su vida; sin embargo, la
máxima es de vital importancia para acercarnos al lenguaje del Tao, puesto que
en si misma conecta con el principio de la inteligencia de los elementos, es
decir, la pluralidad cosmogónica de la creación en constate mutación, donde
todo es relativo y el absoluto no es posible concebirlo; dado que todo lo que
llega al absoluto, de inmediato inicia el proceso de su descomposición, en
consecuencia no es infinito.
Quien en algún momento de su vida
ha tenido la fortuna de haber penetrado en el profundo campo de la visión
espiritual del principio creativo, nunca en su vida, sucede lo que suceda, se
apartará del camino mostrado, y es ahí, en ese preciso instante, cuando en
verdad aparece ante el hombre el camino hacia la gran espiritualidad. Para los
neófitos es necesario aclarar que “Tao” significa “camino”, “Te” significa
sabiduría o virtud y “King” procede de “jïng” que significa “libro clásico”;
resumiendo, en el Tao Te King estamos ante el camino hacia la suprema sabiduría,
hacia la suprema virtud del conocimiento mostrados en el “libro” de la
sabiduría del espíritu humano. Las personas dotadas de esa capacidad han sido
numerosas a lo largo de la historia y siguen estando entre nosotros, son las
llamadas visionarias, capaces de adelantarse a los compases del tiempo y
proyectar su obra creativa para las gentes del tiempo por llegar. Condición
indispensable para que una obra de arte sea considerada como tal, hacerse
universal y permanecer vigente en el tiempo futuro, por ejemplo la obra poética
del visionario G. Adolfo Bécquer.
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| En sí misma, activa e invisible permanece la energía inteligente. |
La atemporalidad y la
universalidad de una obra de arte no nace en las fuentes de la mente racional
del ser, en la que sí residen los conocimientos academicistas y que ha asumido la
práctica de todos sus procesos, sino que surgen directamente desde el hondo
espíritu y ya lo hacen incorporando la forma y el ritmo, puesto que van unidos,
nacen a la vez y en cada obra son único e irrepetibles. Cuando encontramos a
los llamados artistas repitiendo, obra tras obra, los mismos motivos y los
mismos ritmos podemos asegurar que sus trabajos están realizados desde la
mente, en consecuencia carecen de los principios atemporales y de
universalidad, luego no son obras de arte propiamente dichas. Retornando al
capítulo anterior en el que habíamos hablado de las herencias genéticas, de sus
paralelismos y diferencias, diremos que en el mundo del espíritu no admite
relación posible, puesto que el espíritu es anterior e independiente al ser
humano; en buena lógica no existe posibilidad alguna de que se cumpla el
pretendido silogismo, puesto que el tercer considerando es independiente de los
dos primeros.
Pero ahora sí que tenemos al
hombre espiritual, gracias a la incorporación de un tercer elemento, que ha
dotado al ser humano de la sabiduría, de universalidad y de atemporalidad, y serán
estos tres elementos quienes le llevarán de la mano en la creación y desarrollo de su obra creativa, para el goce
y disfrute de las gentes del futuro. Y todo ello lo conseguirá dejándose guiar
por la prodigiosa introspección.
Continuará.
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| También en estado potencial, a la espera. |



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