domingo, 9 de diciembre de 2012

EL ACHICHUELO



Villoslada de Cameros

EL ACHICHUELO

Ante mamá se iba a la Sierra del Camero Nuevo, quería pasar el puente de la Semana Santa con María, en la casona que unos tíos de su amiga tienen en Montemediano, pequeña  población cercana al Pantano del Rasillo. Una mentira más a su madre, que de nuevo se dejaba engañar no queriendo saber nada de sus andanzas y amoríos. En definitiva, ¿qué le importaba a la mujer enterarse de la verdad de las cosas, sí de antemano sabía que nunca habría de conocer nada más que unas cuantas trolas, que su hija se inventaba sobre la marcha para salir del paso cada vez que le surgía la oportunidad de marcharse a su bola? En esa ocasión la pantalla era una casa familiar de la sierra, que ejercía de telón de fondo para ocultar la realidad de un viaje proyectado con otros protagonistas. Estarán en el Camero Nuevo, el hecho es cierto; pero seguirán más adelante, se internarán el interior de la montaña, porque su meta es el Achichuelo y los cuatro plantarán las tiendas de campaña en la pradera en la que pacen las vacas y al amparo de los robles.

Dispondrán de cuatro días que dedicarán a holgazanear, abrazarse, besarse, bañarse en el río, cuyas aguas bajan tan frías que espantan la epidermis; pero a ellos no les importa y los cuatro se meterán en el cauce, historias más fuertes han protagonizado y nunca ha pasado nada. Son dos muchachos y dos chicas que no se cortan ante nada, y viajan ligados, en parejas, al encuentro de la naturaleza, de los amaneceres y puestas de sol, del canto de las aves y de las aguas claras que descienden a tropel desde la montaña; también dedicarán algunas horas al bar del pueblo, que no tendrán inconveniente en visitar con relativa frecuencia. A las noches encenderán fuego y al amor de la lumbre se harán algo de cena, entre risas dejarán pasar las horas y abundarán los besos para honrar el brillo de las estrellas…

-Habíamos quedado aquí a las diez, son las once y no dan señales de vida. ¡Coño con las mujeres! –Comenta Javi malhumorado. -Tranquilo, ya llegarán, sabes cómo son estas dos, les importa un comino el mundo; cuando aparezcan pondrán la excusa que les venga en gana. -Tercia su amigo Pablo, dándole unas palmaditas en la espalda. –Precisamente, tendremos que aguantar sus chorradas. –Remacha Javi, con gesto huraño. –De eso se trata, de divertirnos y pasarlo bien. ¡Tío!, ya te vale. ¡Míralas, ahí llegan! –Indica Pablo extendiendo la mano izquierda, apuntando hacia las chicas que se acercan con la cara envuelta en sus habituales sonrisas. –No veas, –comentas Yoli nada más llegar- mi madre no quería darme dinero, ¡qué bronca me ha montado!, menos mal que al final se lo he sacado. “Qué tú no vas a casas de nadie y te largas despendolada con cualquiera”, me gritaba como una histérica. ¡Joder!, no sé qué mosca le ha picado hoy.

–Estás siempre con líos con tu madre, ¡tía!, ¡no sé cómo te las arreglas!, -le corta María en tono resolutivo- ¡joder, ponla firmes!, ¿qué te crees que hago yo con la mía?, amenazarla con que me voy de casa y chorradas por el estilo. ¡Venga, vamos a cargar que nos largamos echando leches! –Las mochilas al portamaletas, -comenta Javi al tiempo que se gira sobre sí mismo para abrirlo. -Cuidado con los alimentos que vais a destrozar todo, -Advierte. – Pues ponlas tú, que Yoli y yo nos metemos en el coche. – ¡Ni hablar!; tú, María, atrás conmigo y tu, Yoli, adelante con Javi. – ¿Y si no queremos? –porfía María. –No te hagas la estrecha, que estas deseando que te meta mano. -¡Grosero!, no sé ni qué hago a tu lado, un día de estos te vas a ir a la mierda. –Paz y tranquilidad, –interviene Javi.- ¡Empezamos bien!, estáis siempre como el perro  y el gasto. Ya está el equipaje listo; -de un golpe cierra el portamaletas- venga adentro todo dios y dejad de discutir que nos largamos con viento fresco.

-¡Pablo, párate quieto, qué me vas a romper las bragas!- Espeta María a su compañero. –¡Qué te voy a romper nada!, ¿estás tonta a qué? – Pues sí, me las puedes romper porque son de papel. ¡Qué te pones ciego y no te enteras! –¡Bragas de papel!, ¿estás majara? –No tengo ganas de ponerme a lavar en el río. Así que solución salomónica. -¿Habrás traído el bañador?,  -pregunta Javi desde el asiento del conductor- porque de lo contrario nos vamos a reír un rato cuando salgas del agua. –Eso es lo que te gustaría, verme despelotada. ¡Joder que tío!, pues te vas a quedar con las ganas porque va en la mochila.

El tema de las bragas de María da para largo, es un motivo recurrente y quien más quien menos se explaya dando rienda suelta a su imaginación. Por supuesto Yoli tampoco se ha cortado un ápice y vacila a su amiga a base de pequeñas punzadas con tinte cínico. María se hace la enfadada con los tres aunque para sus adentros se muere de risa. Mientras esto sucede pasan por el cruce de Torrecilla y luego del puente enfila la larga cuesta que sube hasta la ermita, al llegar a la fuente Yoli se empecina en parar, quiere beber agua y hacerse unas fotos con su amiga del alma. –Es agua no potable. –Comenta Javi ingenuamente, leyendo el letrero que las autoridades sanitarias han colocado en la parte alta del murete. –No te lo crees ni tú, -responde María- siempre ha sido agua potable, toda la vida; lo que sucede es que la empresa envasadora ha presionado a los políticos para que pongan carteles en todas las fuentes de la carretera, pero nadie les hace ni puñetero caso.

-Enséñanos tus bragas, María. – Solicita de improviso Javi, muerto de risa. –Eso es lo que tú quisieras, verme el culo, ¡qué te den! –Responde la muchacha levantando la mano con el dedo corazón estirado. –Déjala tío, no seas pesado, que la vas a mosquear y sus cabreos le duran dios y la madre. –Interviene Pablo, apaciguando los ánimos. –Pues si se enfada que la zurzan. Tampoco es para tanto, una broma como otra cualquiera. –Responde Javi. –Eso será para ti, pero luego yo pago las consecuencias. Así que haz  el puto favor de olvidarte del tema. –¡Vale!, dejemos a la princesita en paz. –Corta Javi de malas formas.

continuará

 Sierra de la Demanda

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