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| Carlos Fuentes. (Imagen bajada de Internet) |
El
corazón del guerrero le jugó una mala pasada e hizo crac, se paró y el hombre
que dialogaba de pie, dedicaba libros de pie, impartía conferencias de pie,
eternamente de pie enfrentado a la vida, hubo de decirnos adiós. Otro que tal, el hombre puso la gloria de la
literatura al servicio de los hombres y terminado su trabajo se fue al
encuentro con su estrella. El guerrero continúa su camino por otras dimensiones,
otras sendas, a la búsqueda de la luz primigenia donde descansa el principio de
su obra literaria, allí donde la gran voz de la verdad se escucha clara,
concisa, donde no existen deformaciones del entendimiento y tampoco
interpretaciones indebidas.
Caminante
trashumante al estilo de los antiguos patriarcas, trashumante de culturas, trashumante
de héroes de las mitologías, recorrió la Tierra para hacer de ella la casa
literaria de la humanidad, en la que todo hombre y toda mujer puedan ocupar su
lugar, el que por derecho humano le corresponde. De pie, el coloso, comparte
experiencias con las gentes jóvenes preocupadas por la literatura y los
procesos creativos, inquietas por conocer los secretos de sus maestros, atentas
a cuanto puedan aprender de sus apasionadas experiencias. Político y
diplomático se muestra elegante, atento y algo distante a los ojos de sus
interlocutores, quienes inquieren sin cesar respuestas a sus cascadas en forma
de preguntas.
Estaba invitado a jugar una partida de cartas, en Paris, Montparnasse, allí habían quedado, hace años, sus hijos Natasha y Carlos; permanecen, en la quietud, de testigos del paso del padre por la vida. Estaba invitado a jugar una partida de cartas en el Parnaso, con la flor y nata de los literatos que allí esperan pacientes la llegada de Carlos: entre miles de seres anónimos están los: Charles Boudelaire, Guy de Maupassant, Marguerite Duras, Samuel Beckett, Jean Paul Sartre y su inseparable Simone de Beauvoir, César Vallejo, Julio Cortázar, etc; amén de un sinnúmero de artistas: Man Ray, Serge Gainsbourg, Susan Sontang, Zadkine, Larousse… No tendrá tiempo de aburrirse, buenos jugadores de la vida le esperan y algún que otro truhan de la taberna estará al acecho para marcar sus cartas. En fin Carlos, suerte.
Estaba invitado a jugar una partida de cartas, en Paris, Montparnasse, allí habían quedado, hace años, sus hijos Natasha y Carlos; permanecen, en la quietud, de testigos del paso del padre por la vida. Estaba invitado a jugar una partida de cartas en el Parnaso, con la flor y nata de los literatos que allí esperan pacientes la llegada de Carlos: entre miles de seres anónimos están los: Charles Boudelaire, Guy de Maupassant, Marguerite Duras, Samuel Beckett, Jean Paul Sartre y su inseparable Simone de Beauvoir, César Vallejo, Julio Cortázar, etc; amén de un sinnúmero de artistas: Man Ray, Serge Gainsbourg, Susan Sontang, Zadkine, Larousse… No tendrá tiempo de aburrirse, buenos jugadores de la vida le esperan y algún que otro truhan de la taberna estará al acecho para marcar sus cartas. En fin Carlos, suerte.
Cuento de Carlos Fuente
“…-¿Usted la conoció?
Ese pasado tan
natural, que ellos deben usar a diario, acaba por destruir las ilusiones. Allí
está la respuesta. Usted la conoció. ¿Cuántos años? ¿cuántos años habrá vivido
en el mundo sin Amilamia, asesinada primero por mi olvido,resucitada, apenas
ayer, por una triste pena impotente? ¿Cuándo dejaron esos ojos grises y serios
de asombrarse con el deleite de un jardín siempre solitario? ¿Cuándo esos
labios de hacer pucheros o de
adelgazarse con esa seriedad ceremoniosa con la que, ahora me doy
cuenta, Amilamia descubría y consagraba las cosas de una vida, que, acaso,
intuía fugaz?
-Sí, jugamos juntos en el parque. Hace mucho.
-¡Qué edad tenía ella?- dice, con la voz aún más
apagada, el viejo.
-Tendría siete años. Sí, no más de siete años.
La voz de la mujer se levanta, junto con los brazos
que parecen implorar:
¿Cómo era señor. Díganos cómo era, por favor…
Cierro los ojos. Amilamia también era mi recuerdo.
Sólo podría compararla a las cosas que ella tocaba, traía y descubría en el
parque. Sí, ahora la veo, bajando por la loma. No, no es cierto que sea a penas
una elevación de zacate. Era una colina de hierba y Amilamia había trazado un
sendero con sus idas y venidas y me saludaba desde lo alto antes de bajar,
acompañada por la música, sí, la música de mis ojos, las pinturas de mi olfato, los olores de mi oído, los olores de mi
tacto… mi alucinación… ¿me escuchan?... bajaba saludando, vestida de blanco,
con un delantal de cuadros azules... el que ustedes tienen tendido en la
azotea.
Toman mis brazos y no abro los ojos.
-¿Cómo era, señor?
-Tenía los ojos grises y el color del pelo le
cambiaba con los reflejos del sol y la sombra de los árboles…
Me conducen suavemente, los dos; escucho el resuello
del hombre, el golpe de la crus del
rosario contra el cuerpo de la mujer…
-Díganos, por favor…
-el aire la hacía llorar cuando corría; llegaba
hasta mi banca con las mejillas plateadas por un llanto alegre.
-No abro los ojos. Ahora subimos. Dos, cinco, ocho,
nueve, doce escalones. Cuatro manos guían mi cuerpo.
-¿Cómo era, cómo era?
-Se sentaba en los eucaliptos y hacía trenzas con
las ramas y fingía el llanto para que yo dejara mi lectura y me acercara a
ella.”
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| ¡OH!, el gran río de la literatura |
Bibliografía
Los días enmascarados 1954
La región más transparente 1958
Las buenas conciencias 1959
La muerte de Artemio Cruz 1962 (2008)
Aura
1962
Cantar de ciegos 1964
ÇZona sagrada 1967
Cambio de piel 1967
La nueva novela hispanoamericana 1969
El mundo de José Luis Cuevas 1969
Cumpleaños 1969
Todos los gatos son pardos 1970
Casa con dos puertas 1970
Tiempo mexicano 1971
Los reinos originarios 1971
El tuerto es rey 1971
Terra nostra 1975
Cervantes o la crítica de la
lectura 1976
La cabeza de la hidra 1978
Una familia lejana 1980
Agua quemada 1981
Orquídeas a la luz de la luna 1982
Gringo viejo 1985
Cristóbal nonato 1987
Valiente mundo nuevo 1990
La campaña 1990
Ceremonia del alba 1991
El espejo enterrado 1992
Geografía de novela 1993
El naranjo o lo círculos del
tiempo 1993
Diana o la cazadora solitaria 1994
Nuevo tiempo mexicano 1995
La frontera de cristal 1995
Retrato en el tiempo 1998
Los años de Laura Díez 1999
Los cinco soles de México 2000
Instinto de Inez 2001
En esto creo 2002
La silla del águila 2003
Liceo Nobel Gabriela Mistral 2004
Inquieta compañía 2004
Cuerpos y ofrendas 2004
Contra Buch 2004
Los 68. Paris, Praga, México 2005
Todas la familias felices 2006
Cuentos sobrenaturales 2007
Cuentos naturales 2007
La voluntad y la fortuna 2008
Vlad
2010
Adán en el Edén 2010
La gran novela latinoamerica 2011
Carolina Grau, 2011
El siglo que despierta 2012



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