lunes, 9 de enero de 2012

LA ÚLTIMA REVOLUCIÓN V


Como rebaños de ovejas, tal cual



Desde el primer momento el proceso estuvo magníficamente orquestado, cuando empezaron a vendernos el estado del bienestar como un derecho inalienable y que habíamos conseguido gracias al esfuerzo conjuntado de varias generaciones, se sabía que nos estaban mintiendo. Al menos ahora somos conscientes de que así fue, nos tuvieron entretenidos haciéndonos pensar que por fin la humanidad había alcanzado el paraíso; mientras los neoliberales estaban esperando la desaparición total de cualquier resto de la cultura soviética, comunista, para que nada en el mundo se opusiera al falso concepto de democracia que querían imponer. En ese tiempo fueron monopolizando los medios de comunicación del mundo, aglutinándolos en unas pocas manos, con la insana intención de controlar el “pensamiento” de la sociedad para imponer la globalización; a la vez que iniciaba el proceso de descomposición de la democracia corrompiendo a todos los políticos imaginables y encubriendo los desmanes cometidos por unos y otros contra la economía de los estados y de los ciudadanos.

Como ya he apuntado anteriormente, también entraron en el proyecto el resto de las fuerzas que componen los diferentes poderes y actúan conjuntamente, entre los que, es innegable, se encuentra el poder judicial, permitiendo el “libre” e inmoral proceder de toda clase de especuladores, un ejército de abogados corruptos reinterpretaron las disposiciones legales para convertirlas en papel mojado a través de miles de argucias, que perseguían la salvaguarda “legal” de sus clientes ante los jueces, y, cuando ya éstas no eran suficientes, entraron a saco en los despachos de los magistrados corrompiéndoles con toda clase de presentes. En consecuencia aparecieron expresiones tales: “desvío de fondos”, “malversación de caudales públicos”, etc., para sustituir en el lenguaje legal las palabras: expolio, robo, corrupción, cohecho, etc. El proceso de descomposición legal se aceleró con la entrada en vigor de cientos de disposiciones político-legales, que los dirigentes políticos aprobaron sin ningún miramiento para permitir mayor protección al mundo de la corrupción neoliberal.

Entre tanto la ciudadanía del mundo iba aceptando progresivamente los diferentes grados de corrupción, los cuales acabaron aumentando en progresión geométrica al tiempo que, también en progresión geométrica, se vaciaban las arcas de los diferentes organismos públicos. Y se dio la paradoja, a pesar de la vergüenza y el silencio de la mayoría de honrados ciudadanos, de que una buena parte de la ciudadanía se dedicó a aplaudir públicamente a cuantos políticos corruptos encontraran en la calle, o bien habían sido convocados para asistir a algún acto de reafirmación política, en un ejercicio de política populista difícil de justificar y en el que la máxima era el apoyo incondicional al personaje en cuestión. No importaban las sospechas, ni los antecedentes, se esgrimía el estandarte de la presunción de inocencia, para airear las “virtudes” de los diferentes políticos chorizos, teniendo muy mucho cuidado de borrar del lenguaje la palabra chorizo.

Y en estas estamos, el movimiento neoliberal sigue desplegando su bandera de la globalización ante las atónitas miradas de los ciudadanos, estrechando el cerco de las libertades individuales con nuevas disposiciones legales, reinterpretando las existentes con el propósito de someter en el silencio a la ciudadanía o resucitando viejas fórmulas si fuera necesario para acallar el descontento de los ciudadanos del mundo. Para ellos no existen enemigos en la actualidad, se han cuidado de controlar uno a uno todos los resortes del poder, y en poco tiempo la emprenderán a tiros contras quienes osen levantarse en contra del poder establecido, el poder del Gran Hermano del FMI, cuya dictadura amenaza a todos los hombre, todas las mujeres y todos los pueblos de esta nave de Noé llamada Tierra, y en la que los seres humanos somos reos de muerte por el hecho de pensar. ¿Recuerda el lector la película Fahrenheir 451, F. Truffaut, 1966?

Continuará.

2 comentarios:

  1. REcuerdo la película Anselmo, pero he de repetirla por otros ojos...
    A la espera de continuación

    Saludoss
    Ana C.

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  2. Es una historia de represión del hecho cultural, quema de libros incluida y la respuesta de los ciudadanos para preservar la cultura.
    Muy interesante, Ana.

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