martes, 27 de diciembre de 2011

LA ÚLTIMA REVOLUCIÓN IV


Paraíso artificial creado a partir de la destrucción del patrimonio natural


¿Qué alternativas le quedan a la humanidad que permanece atrapada por la manipulación del poder, mientras éste le vende un paraíso artificial que hipoteca las libertades individuales y sociales?, ¿hacia dónde deberá caminar el hombres para encontrarse consigo mismo, dentro del conjunto de toda la humanidad, y que además aspira a la unidad del hombre en la pluralidad social conformada por todos los hombres?, ¿acaso, las mal llamadas políticas sociales han conseguido eliminar la discriminación, erradicar la xenofobia y arrinconar para siempre el racismo, o, por el contrario, éstos han ido aumentando en las últimas décadas? En algún momento tendremos que convencernos de la manipulación a la que somos sometidos por medio de la publicidad y la propaganda, también por medio de la contaminación informativa basada en poner a disposición de los ciudadanos una gigantesca información que intoxica las mentes y que va dirigida a desinformar y confundir, obviando la información veraz y objetiva.

Los medios de comunicación, que en su día nacieron como estandartes de la cultura y la libertad, poco a poco han ido cayendo en manos de grupos de presión, quienes transforman la información objetiva en tendenciosa, protegiendo al grupo al que pertenecen, haciendo de esta dinámicas el pan nuestro de cada día. Para desgracia de la ciudadanía ya no quedan medios independientes de información, y si alguno queda, es indudable que los hay, su incidencia en el conjunto de la masa social es tan nimia, tan insignificante, que apenas tiene repercusión la información que ofrecen. A lo largo de las últimas décadas, la subsistencia de los medios de comunicación se ha asociado a los medios publicitarios y propagandísticos, se ha procedido de tal modo que el dinero aportado por los segundos permite la subsistencia y expansión de los primeros, pero siempre dentro del grupo, protegiéndose unos a otros aún a costa de la desinformación deliberada y el abuso publicitario e ideológico cometidos contra la ciudadanía.

Si ellos tienen a la policía del mundo a su disposición, si los jueces del mundo están a sus órdenes, si los políticos del mundo suspiran por complacerles promulgando nuevas leyes, si los medios del cuarto poder están constantemente anulando las mentes de los ciudadanos de todo el mundo, si, además, todo el proceso es bendecido desde las iglesias de todo el mundo, comprenderemos que el futuro que nos aguarda es complicado, comprometido y desde luego nada halagüeño. Ante la situación actual quizá alguno esgrima el viejo eslogan de la lucha de clases queriendo rememorar viejas glorias, y que en su día demostraron no serlo para desgracia de la ciudadanía que se vio forzada a soportarlo. Las experiencias que la humanidad se ha visto obligada a vivir sólo son caminos de transito, mediante los cuales se adquiere una experiencia colectiva que únicamente servirá para implementarla, una vez pulida y actualizada, en otras experiencias futuras como una parte de la nueva estructura social que se pretender construir. Bajo ningún concepto podrá ser aplicada como si se tratara de una fórmula matemática inexorable en el tiempo, inevitablemente se caería de nuevo en la dogmática que estaría enfrentada a las libertades individuales.

Esta es la realidad de las actuales religiones, todas, después de varios milenios de hegemonía, continuidad y desgaste de unos mensajes basados en la integridad ideológica, escondida bajo el subterfugio de la teología, las iglesias actuales conforman la parte más inamovible del terrorífico poder que nos atenaza en nombre del dios oro. La particularidad de la situación eclesiástica y su relación con el poder, es que han consumado una estructura rígida de la que es casi imposible escapar en la práctica; los ciudadanos del mundo vivimos agobiados por la espada de Damocles económica y la espada de Damocles de las religiones, quien no la acepta es reo de malditismos, exclusiones y anatemas, no solamente no goza de las prerrogativas del bienestar económico y social, sino que, además, en la otra vida es reo de los infiernos. Ante semejante futuro las gentes renuncian al principio de la libertad y, lo que es más grave, lo hacen previa renuncia al principio de la cultura, la sabiduría y el conocimiento.  

Continuará.

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