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| El sol del campo de la nada |
Para desprestigiar a Mahoma se
referían de malas formas a la frase de la montaña: “si la montaña no viene a
mi, yo voy a la montaña”, de seguido remataban sus pírricas argumentaciones alegando
que vaya milagro de pacotilla el del profeta coránico. Ignoraban que la montaña
existe, que es el vértice geodésico del campo de la nada, en medio del cual se
eleva majestuosa. Los sacerdotes católicos ignoraban que la visión del campo de
la nada es un regalo que se les hace a los seres privilegiados. Su gigantesco
espacio es recorrido por ellos a pie como medio para acercarse a la base de la
montaña. En la primera visión se ignora su significado, no hay posibilidad de
entender nada; sólo se puede comprender cuando luego de recorrer el campo se
está al borde de la montaña, el trayecto metafísico dura aproximadamente dos
años recorrerlo. Es el tiempo transcurrido entre la primera y la segunda
visión. Allí, al pie de la montaña, se
entiende a la perfección los dos sueños y la doble interacción entre la montaña
y el campo de la nada. Allí se vislumbra el principio generador de la vida.
El principio de la vida en el cosmos
se genera y articula en el campo de la nada, que es una vasta llanura
circular y plana como la palma de la mano, iluminada por una tenue luz cenital
y grisácea, y cuya actividad se concretiza por mediación de la montaña. Es
decir, el campo de la nada, en apariencia estático, posee su propio impulso,
flujo vital, que va dirigiendo hacia la base de la montaña, donde al contacto
con el espacio luz, el de la montaña, se reactiva e inicia el proceso creador. Toda
la luz existente en el campo de la nada es consecuencia de la luz que se expande
desde el espacio luz, montaña, si bien, cuando se está al borde de ella no
deslumbra, ello permite contemplar con nitidez a los elementos que están en su
interior y la conforman.
El campo de la nada es el equivalente
al vacío en la meta filosofía oriental, taoísmo fundamentalmente, es el número
uno y en él se genera el dos que es la montaña, de la unión de los dos primeros
emerge el tres, la luz, y del último los diez mil elementos. En una primera
visión Mahoma contempló el campo de la nada desde el límite exterior del
círculo, viendo muy de lo lejos la montaña; prácticamente es seguro que se
preguntaría qué era aquello que se le estaba mostrado, cual era su significado,
qué simbolizaba. De principio ahí se quedaría el asunto, puesto que carecía de
referencias para sacar conclusiones. Sería en una segunda visión, una vez que
él hubo recorrido el campo de la nada y se colocó al lado de la base de la
montaña, cuando de hecho empezó a entender el proceso del binomio campo de la
nada montaña del campo de la nada y sus mecanismo de funcionamiento. De ahí la
frase: “si la montaña no viene a mi, yo voy a la montaña”, experiencia que yo
también he realizado.
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| las diferentes caras de la luz |
El campo de la nada (el uno), genera
la montaña (el dos), formándose la dualidad “campo de la nada-montaña” del
campo de la nada. El principio del espacio tiempo, que es donde será contenida
la creación futura, se genera en el
campo de la nada; y el principio del espacio luz, contiene el binomio materia y
energía, se genera en la montaña. Por lógica, es necesario crear primero el
espacio tiempo, para después llenarlo con el espacio luz, de lo contrarío dónde
se ubicaría el segundo? El nacimiento de
ambos es sincrónico, a medida que se genera el espacio tiempo también se genera
el espacio luz, que va ocupando el espacio del primero fusionándose con él,
creando el binomio “espacio tiempo-espacio luz” como elemento único; el citado
binomio representa al número tres en el taoísmo; de donde, es evidente, nacen
los diez mil elementos. La montaña está constituida por millones y millones de
elementos en estado potencial, transparentes asemejan al cristal de roca, por
lo que a través de uno se pueden ver y percibir miles de elementos, que
contienen la preforma de la forma, siempre prismática, que tomarán los
elementos una vez evolucionados.
Insisto, es un proceso en cadena en el
que primero nace el espacio tiempo, de modo que el espacio luz pueda ocuparlo,
a la inversa sería imposible puesto que el espacio luz no podría expresarse al
carecer de “espacio” para hacerlo. Es un proceso continuado en el tiempo, lo
cual nos dice que la creación continúa infinitamente. Aquí podríamos hacer un
inciso con respecto al bing bang, es muy posible que no exista un único bing
bang, sino que se produzcan múltiples bing bang de modo continuado a lo largo
de la historia cósmica. Cada galaxia en sí misma puede ser un bing bang
diferente, que por expansión iría ampliando su espacio tiempo, ocupándolo y
poniendo en comunicación su espacio luz con el resto de los espacios luz de las
otras galaxias. Existen millones de galaxias que los hombre no vemos, es
posible que no sea sólo porque estén lejos, sino porque sus espacio tiempo
todavía no se han comunicado con el nuestro, luego entre ellas y nosotros no
existe espacio luz que nos permita contemplarlas.
No tenían razones los sacerdotes del
desprestigio para atacar sin conocimiento alguno a Mahoma, reencarnación de
Cristo por más que les duela y éste a su vez de Moisés, es una muestra más del fanatismo
religioso que en el seno de la iglesia católica se da a millones negando la
razón humana. En la actualidad, los sacerdotes, prevén que les queda poco
tiempo y se aferran al integrismo intentando retornar, estérilmente, a los
tiempos de su “gloriosa” inquisición, bajo cuyo miserable imperio se asoló el humanismo
y el pensamiento libre como medio de perpetuar de forma injusta sus
privilegios, malamente adquiridos atizando de modo obsesivo el anatema, las
persecuciones, la represión, el genocidio y la amenaza del infierno contra los
hombres.
fuego y destrucción contra la luz del espíritu




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