viernes, 5 de junio de 2015

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (El Poeta) II



Esta maravillosa rima -antipoética, 
mantengo yo- puso de ejemplo, leyéndola, 
el poetastro de la generación del 50, 
para negar la validez de la poética 
becqueriana. GENIAL.

Rima XXI

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Que es poesía? ¡y tú me lo preguntas?
poesía... eres tú.

 Nota: No olvidéis la rima porque en la próxima 
publicación os encontraréis con la sorpresa. 


Abstracción en Soria


Gustavo Adolfo Bécquer (El Poeta)


II

Desde niño se entregó a la vida
y hubo de enfrentarse a la muerte,
que de modo precipitado cerró
las puertas de su progenitor,
al poco serían las de su madre,
dejándole en la indefensión
de la pubertad. Amor y muerte,
dualidad mutante del ser humano,
del sentimiento que no tolera
la quiebra de la concordia
en la convivencia con los seres
amados, y persigue, para su disfrute,
la armonía en nuevos encuentros
que le permitirá seguir sintiendo.

Complicados mecanismos
traicionaron el principio vital
de aquel adolescente, que caminó
por las calles de Sevilla
a la busca del amor, que desde
su alma brotaba a borbotones
como agua de manantío; fresca
y pura, en la que se contemplaba
su espíritu en ramalazos de luz,
cuando la luna creciente miraba
desde el cielo, maternalmente,
comprendiendo sus devaneos
y desventuras para asistirle
en el desfallecimiento.

Así, dubitativo, fue afianzando
su personalidad, entre brotes
de primaveras que verdeaban en el albor
de su juventud, creyendo en la amistad
y en el amor desde el alma o escribiendo
odas en homenaje a Don Alberto Lista,
el día de su fallecimiento; cuando
ya sabía qué era la poesía y cuánta
emotividad encerraban sus estrofas.
Insistir una y mil veces en los poemas
que habrían de constituir su herencia
literaria, sería su condena sisífica;
piedra a piedra levantaría en la cima
de la montaña el templo de su obra,
retornando a la orilla del mar
en cada uno de sus tiempos.


¿Podría ser posible que una piedra en sí misma fuera un sencillo poema?
Ascender y descender a golpes
del corazón, un sístole y un diástole,
o emulando el movimiento
del péndulo de reloj que se balancea
hacia los lados y avanza el minutero,
al encuentro del tiempo futuro para
hacerlo presente y que, es inevitable,
un segundo después será pretérito.
¿Cómo asumir la vida sin vértigo,
se preguntaba, viéndola pasar
a un ritmo tan impetuoso a su lado?  
tarde del 20-3-13



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