De poiesis

 
No he tenido tiempo para dedicárselo a Quevedo, os aseguro que no tengo olvidada la promesa que os hice en mi primer escrito. Sé que existen diferencias entre su preciosa obra poética y mi modesta poesía, y para nada yo asociar mis poemas a los de él, para nada, os lo garantizo. Cuando termine el trabajo lo publicaré.

Por un camino en la árida llanura,

entre álamos marchitos,

a solas con su sombra y su locura

va el loco, hablando a gritos.

A. Machado.

El Judas

Enfundado, caminaba el judas

escondido tras gris pasamontañas,

-no grises alcores, ¡no!, gris oscuro

gris, al igual de la sima de su alma-.

En su corazón la revancha viaja,

el odio en su mente firme arraiga,

de luz lleva apagada su débil aura,

y en sus poros rezuma la hiriente metralla.

Adora antiguos dioses fundidos en estaño,

patrias ganadas con punteros en el mapa,

alimenta incansable su rojo escarnio,

de tétrica, mortal, selección de razas.

¡Oh!, tristes tres palabras en atabal de hojalata.

Es un cero la mujer en su especial geografía,

doloras "virtudes" relata en ruda caligrafía.

Ve al ombligo del mundo, el centro original de la vida,

a los cimiento adosados y bajo el umbral de casa.

su loca "monografía" inquieta su mente y le relata:

las cosas son como son, el negro es negro por cimba,

y Dios le dotó a él de estirada cara blanca.

Su rencor exacerbado en hacer venganza se explaya,

en carne de cañón al hombre convierte sin mesura,

necesita matar sin ton ni son a quien le delata,

y se declara enemigo de arte, ciencia y cultura.

Hijo de la ira, juega a la ruleta infernal, la rusa,

toma el cadáver y lo expone en su altar de locura.

Caminaba el judas camuflado

en la vil violencia engendrada

por gentes en nombre de la obsesión,

al amparo de estandartes en loa

izados a espurios dioses "contables",

y la justicia en añicos por necia opresión,

ejercida contra los mortales

libres en el amor, libres en dios.